por Juan José Mairal Herreros
Finalizó hace unos días el plazo de solicitud de plazas escolares para nuevos alumnos en los centros educativos de Infantil y Primaria para el próximo curso escolar. Como dice el refrán, “el tiempo da y quita razones”. A pesar de los ataques y condiciones que algunos de nuestros políticos representativos y actualmente en el poder político aragonés han querido poner a la educación y centros concertados como moneda de cambio, se ha visto de manera clara y con números que una gran mayoría de estos centros ha superado la solicitud de plazas y la demanda ha superado con creces a la oferta. Allí están los números y quien quiera, puede ver la realidad.
Estoy convencido de la sensatez y las razones objetivas de muchas familias aragonesas por una educación y unos valores que conlleva y ofrece este tipo de educación con todos sus integrantes y participantes educativos de por medio y que trata de formar pequeños ciudadanos íntegros, dando oportunidad a todos (sí, a todos) y garantizando la igualdad de oportunidades para todos, ciñéndome a la realidad que yo vivo desde hace años en mi centro, claro está.
Ya es hora de dejar de acusar a la concertada de elitismos, de ventajismo, de estar donde no debería estar, de hacer una selección de alumnado, pásense por una gran mayoría de esos centros concertados y verán la realidad. En ellos encontrarán que hay diversidad intercultural, que todos son bien recibidos, que estamos y creemos en lo que hacemos, que tenemos los mismos o más problemas que en los públicos. Los centros concertados supongo son tan buenos o tan malos como los centros públicos, de todo hay y de todo habrá. Lo que sí creo y defiendo, como no puede ser de otra manera, es que hay que garantizar la libre elección de centro y el tipo de educación o enseñanza que las familias quieren para su hijos, eso es algo que está estipulado, contemplado y avalado en nuestra Constitución. Y los datos a día de hoy avalan y muestran que muchas familias aragonesas demandan aulas concertadas, a pesar de la decisión de cerrar aulas de este tipo por parte del Gobierno de Aragón, lo que ha embarcado a la sociedad aragonesa en un debate y o batalla estéril que no contribuye para nada a mejorar el sistema educativo. Ese al que deberíamos dedicar medidas más eficaces e innovadoras y no plantear la única solución en cerrar aulas para que no haya oferta. Ese no es el camino.
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