Canal de Berdún, Ara, Artosilla y Atarés: cultivos alternativos, otra forma de vida en el Pirineo

Trufa de la Canal de Berdún, frutales y frutos rojos de Ara, manzanos de Artosilla o azafrán de Atarés se trataban, hasta hace pocos años, de cultivos impensables en nuestra zona. En una tierra muy rica y con cultivos predominantes, estos productos resultaban muy lejos de la realidad para los agricultores. Sin embargo, la incertidumbre, curiosidad y ganas por desarrollar nuevas ideas hizo que poco a poco los cultivos alternativos fuesen ganando fuerza. Está claro que nunca van a llegar a las altas cantidades de trigo y cebada de nuestros campos, pero la trufa, frutales, frutos rojos, manzanos y azafrán son un claro ejemplo de que los cultivos alternativos también pueden llegar a ser otra forma de vida en el Pirineo.

Momento de la poda de frutos rojos en Ara. (Foto: CITA)

La trufa en la Canal de Berdún: un cultivo alternativo lleno de incertidumbre

A día de hoy, la trufa de la Canal de Berdún es conocida en toda la zona. Sin embargo, como todos los cultivos alternativos, tuvo que pasar una serie de procesos para asentarse.

Paco Coduras se lanzó al mundo del cultivo de trufas en 2004. «Buscábamos complementar la actividad agrícola con algo que fuese diferente. Barajamos varias opciones y las analizamos, y, al final, decidimos hacer una plantación de carrascas y encinas para la producción de trufa», comenta.

(Foto: Paco Coduras)

En los primeros años, el desconocimiento e incertidumbre se apoderaron de las tierras dedicadas a la trufa: «no había mucho escrito ni muchas bases científicas». Para recoger la primera trufa, Paco Coduras y su familia tuvo que esperar hasta 2009, 5 años más tarde.

«Cada vez estábamos más seguros de que podría ser un cultivo alternativo asentado. La llegada de la primera trufa siempre la voy a recordar. Para nosotros significó el inicio de algo muy bonito y nos enseñó que la espera tiene su recompensa», recuerda.

Alrededor de 150 hectáreas dedicadas a la trufa en la Canal de Berdún

Desde la recogida de la primera trufa, Coduras y su familia están enganchados a «la incertidumbre» de las trufas. «Es un cultivo que requiere de mucho trabajo e irregular. Un año bueno no significa que el siguiente también lo vaya a ser, y esa tensión nos gusta», señala.

La valentía por impulsar los cultivos de trufas de la Canal de Berdún hizo que fuesen pioneros en un sector que ahora ha crecido, y mucho. A día de hoy, en La Jacetania se cuenta con alrededor de 150 hectáreas dedicadas al cultivo de la trufa. «Por características de la tierra y clima, sabíamos que este cultivo iba a funcionar, pero quizás no que tendría este impacto», comenta.

(Foto: Paco Coduras)

Como ya es sabido, la trufa tiene un gran valor gastronómico. Desde la aparición de las trufas de la Canal de Berdún, la hostelería de Jaca y sus alrededores han comenzado a apostar por ella.

«Es verdad que tanto en Jaca como en España ha aumentado la demanda de trufa. Pero, sin duda, donde más exportamos es Francia. Dirigimos gran cantidad de nuestra producción allí, ya que aquí no deja de ser un cultivo alternativo y al otro lado de los Pirineos existe una gran tradición», explica.

Árboles frutales y frutos rojos en Ara: un proyecto del CITA para cultivos alternativos

Para conocer otro ejemplo de cultivo alternativo en nuestro territorio, hay que desplazarse hasta Ara. En este pequeño pueblo perteneciente a Jaca, existen unas parcelas que llaman la atención por lo que contienen: árboles frutales y frutos rojos.

Su inicio se remonta a 2017, y su impulsor fue el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). «Se trataba de un proyecto de desarrollo rural para poner en marcha un estudio sobre un cultivo que arrojase información y datos sobre la viabilidad de frutos rojos y frutales en el Pirineo», sostiene Pilar Errea, directora gerente del CITA.

(Foto: CITA)

El proyecto se extendió dos años, hasta 2019. Durante ese período, las parcelas dedicadas a frutales y frutos rojos eran estudiadas y analizadas todas las semanas. «Sabíamos que eran plantaciones que podían desarrollarse muy bien en Ara, y queríamos ver cómo se podían introducir en el día a día como cultivo. Venía de años atrás esta idea», añade.

Unos cultivos que siguen en activo y que arrojan grandes conclusiones científicas

Pese a finalizar el proyecto en 2019, desde el FITA en la actualidad se sigue apoyando este proyecto en Ara. La continuidad, en este caso, también es una característica a tener muy en cuenta para la institución aragonesa.

Este proceso ha hecho que, mediante el exhaustivo estudio, se hayan podido sacar conclusiones muy interesantes a partir de los cultivos en Ara. «Fundamentalmente, hemos probado que hay unas especies de frutos rojos y frutales que se adaptan mejor al terreno y situaciones del Pirineo que otras. Ese era el objetivo por el que nació este proyecto», alega Pilar Errea.

En Ara también se cultivaron variedades comerciales: «Se ha visto algo que temíamos: las variedades comerciales ganan en acidez, en dulzor y color. Hay diferencias muy notorias y a tener en cuenta respecto a zonas más bajas».

Respecto a los frutos rojos, todavía se están analizando las conclusiones. «En este caso, los frutos rojos no se adaptan todos igual. Se ha probado con arándanos, que por ejemplo, no han funcionado. En cambio, la frambuesa y grosella se han desarrollado de manera muy óptima», sentencia la directora gerente del CITA.

Manzanos y sidra en Artosilla, otra forma de cultivos alternativos

Para observar manzanos -y disfrutar de sidra artesana– en los Pirineos tenemos que ir hasta el pequeño pueblo de Artosilla. Allí, desde 2016, María Jesús Sánchez ha colocado a este cultivo alternativo en el mapa.

«Todo comenzó con un estudio del CITA sobre manzanos autóctonos. Nos informamos y vimos que las opciones de cultivarlos en Artosilla era una posibilidad muy real», recuerda.

(Foto: CITA)

A partir de entonces, comenzó un proceso muy laborioso de recogida de información para comenzar con la iniciativa, con la que buscaba un proyecto de vida. «Recogimos muchísimas variedades de manzanos diferentes, e hicimos patrones jóvenes. Mientras tanto, como las tierras estaban salvajes, tuvimos que acomodarlas y ponerlas aptas para el cultivo», señala.

Pese a que el desarrollo ha sido lento, María Jesús Sánchez explica que en los últimos meses se van viendo resultados. «Estamos en un convenio con el CITA. Nos pidieron colaboración para un estudio europeo de manzanos y cedimos encantados. En él, encontraron en nuestros campos hasta 65 variedades de manzanas, además les ha sorprendido mucho, porque tienen características genéticas lejos de las comerciales», detalla.

Sidra totalmente ecológica

Todo el trabajo realizado en Artosilla con los manzanos es ecológico. El cuidado de los campos es la principal seña de identidad de este proyecto. «Vale más algo pequeño y bonito. Lo hacemos todo manual, hasta la prensa para la sidra. Es nuestra esencia», destaca.

Siguiendo estos pasos, la sidra de Artosilla se comercializa de una manera especial. «Acudo a ferias de la zona, pero no nos salimos de Zaragoza y Huesca. No la vendemos por internet porque no sabemos cómo va a llegar, y no está dentro de nuestra idea», alega Sánchez.

Para los más curiosos, la sidra de Artosilla se puede encontrar en algunos establecimientos de Jaca y del Valle de Tena.

Azafrán de Atarés, uno de los cultivos alternativos más conocidos

No se puede hablar de los cultivos alternativos de la zona sin nombrar el azafrán de Atarés. Víctor Gutiérrez, junto a sus dos socios, comenzó esta aventura en 2013. «Uno de mis socios quería quitar azafrán de su parcela, y decidimos replantarlo en otra tierra de Atarés para ver qué resultado daba», recuerda el propio Víctor.

El destino -y el arduo trabajo- hizo que algo que se había iniciado como una prueba fuese cogiendo color, forma y ritmo a los pocos años, llegando a ser conocido en toda La Jacetania. «No pensábamos que iba a tener este desarrollo. Los primeros resultados de verdad los vimos a los 3 años de empezar, que es cuando el azafrán está en mejor estado», añade.

(Foto: Víctor Gutiérrez)

A día de hoy, el proyecto cuenta con cerca de 500 metros cuadrados en Atarés. Acostumbrados a hablar en hectáreas, esta extensión puede parecer poca, pero en cultivos de azafrán es una longitud bastante considerable.

A ello se le suma que los únicos que trabajan esas tierras son Víctor y sus socios. «No podemos permitirnos contratar a nadie. Durante la recogida, que es durante un mes, vienen familiares a ayudarnos. Pero en el día a día estamos solos mis socios y yo», explica. Una parcela de casi 500 metros cuadrados que, para tres, supone un trabajo muy duro y detallado para que todo salga como es debido.

El azafrán en La Jacetania

Como cultivo alternativo por excelencia de La Jacetania, la mayoría de los clientes se encuentran en la zona. Se puede encontrar azafrán de Atarés en diferentes floristerías y restaurantes de Jaca y sus alrededores. «Esto es muy buena señal. Es tener productos de kilómetro cero, y salimos todos ganando», destaca su impulsor.

(Foto: Víctor Gutiérrez)

Como características principales, el azafrán necesita un suelo poroso, para que no se encharquen. «Con este tipo de tierra y controlando los topos, que son muy peligrosos, se puede decir que tienes mucho ganado para que salga buen azafrán en el Pirineo», sentencia Víctor Gutiérrez.

Por Jorge Callau

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