
En este país tan de chismes, según Rajoy, el irte al otro barrio o al hoyo y dejar a familiares y amigos para siempre jamás supone, primero, unos gastos extras en cuanto a organización del funeral, acomodamiento en féretro de madera noble o menos noble, uso de vehículo de transporte, tanatorio, flores de acompañamiento, misa, enterramiento en nicho, tumba o en cenizas tal cual. Unos gastos que pocas gente tiene en cuenta, pero que suponen un agujero importante a tapar por parte de los que se quedan, ya que irte al otro mundo cuesta un ojo de la cara o más bien, te cuesta irte de este mundo pagando el último billete… Y vaya billete.
Y eso no es todo. Luego viene el tema y la injusticia de los impuestos que te clavan con eso del impuesto de patrimonio y sucesiones, eso que dejamos a los más allegados con toda la buena voluntad del mundo y que en vez de alegrarles la vida, lo que supone es una carga y un marrón, a veces, imposible de recibir o saldar por la cuantía económica que supone el hacerse cargo de ello y más aún según la comunidad autónoma en la que te toque vivir. Y en Aragón somos de los que más pagamos junto a Andalucía, Extremadura y Asturias. Vaya chollo nos ha tocado.
Pagamos impuestos en vida y pagamos impuestos, una vez muertos, de algo que es nuestro y que queremos se queden los nuestros. ¿Quién da más?. Esto diría alguien con gracejo es un sinvivir, literalmente dicho y hecho. Para que luego digan por allí que todos los españoles somos iguales, sinceramente no me lo creo y a los datos y hechos me atengo.
Debemos hacer algo desde la calle para que morirse en Aragón y heredar no sea un hándicap ni un lastre con el cargar toda la vida para con nuestros queridos parientes vivos. Lo conseguido con nuestro trabajo a lo largo de nuestra vida es algo que debe ir a nuestros familiares y de una manera normalizada, no abusiva ni impositiva. Algo hay que cambiar y pronto… Debemos hacer que nuestros políticos, esos que se llenan la boca, en tiempo de elecciones, de promesas y facilidades para con los ciudadanos de a pie, frenen y eliminen estas diferencias de pago alarmantes entre comunidades y anulen o modifiquen estos impuestos que tanto daño hacen a los que les elegimos y que supone pagar viviendo y pagar muriendo, tanto al que se muere como al que se queda… ¡Tomen nota! No es justo.