El Ayuntamiento de Jaca, la Mancomunidad Alto Valle del Aragón y la Asociación Sancho Ramírez anunciaban hoy la apertura de la iglesia de Santa María de Iguácel hasta el 31 de agosto. Una actividad que ya es simbólica del verano de La Jacetania, pero que este año trae grandes restricciones en su acceso que ponen en duda su futuro.

Santa María de Iguácel: una gran restricción para llegar hasta ella
Tal y como se anunciaba hoy, la principal novedad que trae la apertura de la iglesia de Santa María de Iguácel para este verano se concentra en el acceso hasta su ubicación. Para cumplir con las medidas pautadas por el área de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, solo se puede realizar con un vehículo de 12 plazas, disponible desde ayer.
De esta forma, todos los visitantes que quieran llegar hasta ella, deberán utilizar el servicio de este vehículo de 12 plazas colocado por la propia Mancomunidad del Valle del Alto Aragón. Tanto para subir como para bajar, hay 5 franjas horarias diferentes: de 10:00 a 11:45, de 11:15 a 13:00, de 12:30 a 16:00, de 15:30 a 17:15 y de 16:45 a 18:30.
«La recogida es en el parking de al lado del Mesón de Castiello. Los que suban a las 10:00, tendrán que bajar a las 11:45. Es decir, si coges el primer viaje de subida tienes que coger también el primero de bajada. El trayecto, tanto de ida como de vuelta, es de media hora, por lo que los visitantes tienen tiempo suficiente», explicaba Francisco González, presidente de la Asociación Sancho Ramírez.
Para acceder a estos desplazamientos se debe reservar por medio de la página web de la Mancomunidad del Alto Valle del Aragón o de la propia Asociación. «El precio para reservar es de 5 euros, pero no hay ningún fin lucrativo. Simplemente es para asegurarnos de que esa reserva va a aparecer y no va a quitar el puesto a otro», apuntaba Álvaro Salesa, presidente de la Mancomunidad.
Los voluntarios, un papel fundamental
Cabe destacar que el único coche particular que se permite subir hasta Santa María de Iguácel es el del guía, voluntario socio de Sancho Ramírez. «Hay socios que se pueden pegar ocho horas arriba explicación tras explicación a todos los visitantes. Es un trabajo duro y de vital importancia», señalaba González.
Además, el presidente de la asociación destacaba que desde el 14 de julio hay voluntarios en las inmediaciones de la iglesia para realizar visitas, pero que no se ha podido disponer hasta ayer del vehículo de 12 plazas debido a «la lentitud de la administración».
Restricciones que ponen en duda el futuro de Santa María de Iguácel
Estas restricciones en cuanto al acceso hasta la iglesia generan grandes dudas a todas las partes implicadas. En concreto, la Asociación Sancho Ramírez, por medio de su presidente, anunciaba hoy que, tras el verano, «se estudiará la continuidad de esta actividad».
«Nosotros solicitamos desde abril una reunión, pero hasta el 8 de julio no nos sentamos con Medio Ambiente de Aragón. Esta restricción de movilidad es nueva y muy dura, por lo que no sabemos qué respuesta tendrá y si de verdad merece la pena tanto esfuerzo», se lamentaba Francisco González.
«Tras la actividad será hora de reunirnos los socios y voluntarios que han estado en Santa María de Iguácel y valorar. Quiero ser positivo, pero quizás es hora de dar el relevo a otra asociación que pueda cumplir de mejor manera todas las exigencias», añadía.
Una apertura lograda con el trabajo de todos
Pese a la difícil situación ya comentada, Carlos Serrano, alcalde de Jaca, definía la apertura para este verano como «un alivio». «Se ha logrado por medio del trabajo en equipo de todas las partes. Era un momento muy delicado y hemos conseguido cumplir y abrir», explicaba el edil jaqués.
Cabe destacar que el pasado verano ya hubo alguna restricción de movilidad. Se permitía el acceso de 12 vehículos por día, una exigencia bastante más laxa que la de este año.
«Hay que saber de dónde venimos, el año pasado ya nos avisaron que este año sería así. Tenemos que tener paciencia, seguiremos luchando. En el caso de que sucediese algo en el tramo de la presa, lugar más complicado, ya nos han avisado que la responsabilidad será nuestra», sostenía Keko Cajal, concejal delegado de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Jaca.
Por Jorge Callau
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