Son militares de Jaca y llevan España por bandera en el sentido más amplio de la palabra -también fuera del cuartel y por todo el mundo-. Deportistas de élite, les une la vocación de servicio y el amor por la montaña. Alzan el nombre de la ciudad y del Ejército de Tierra a lo más alto de las competiciones de invierno dentro y fuera de nuestro país y aprovechan el verano para seguir sumando títulos y experiencia que les permita mejorar sus marcas más allá de nuestras fronteras. Así es el Equipo de Esquí del Ejército de Tierra.

El Equipo de Esquí del Ejército de Tierra no para, ni durante el verano
El Equipo de Esquí del Ejército de Tierra no para ni durante el verano. De hecho, sus miembros aprovechan las competiciones estivales para llegar al invierno en las mejores condiciones posibles; tanto físicas, como psicológicas. Son militares destinados en Jaca; pero también son deportistas de élite. Desde la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales (EMMOE) de Jaca llevan España por bandera, en el sentido más amplio de la palabra -también fuera del cuartel- y pasean el nombre de la ciudad por todo el mundo. Y no sin esfuerzo. En pocos días, el Equipo de Esquí del Ejército de Tierra volverá a activarse en la EMMOE.
La última temporada para el EEET finalizaba en primavera. El cabo Roberto Piqueras, el cabo Guillermo Jiménez y el soldado Guzmán Sanz -los tres destinados en la EMMOE-, el subteniente Sergio Gimeno (USBAD Oroel y EMMOE) y la brigada Mónica Sáez (RT22 Jaca) formaban la Sección de Nórdico. Junto a ellos, el cabo José M. Fernández Granado y el soldado Antonio Alcalde (Regimiento Galicia), el soldado Sergio Alonso (RI3 y Deldef Asturias) y el soldado Noel Burgos (Regimiento Galicia, y hoy guardia civil) componían la Sección de Montaña. El comandante Jesús Álvarez es el jefe del EEET. Le acompañan, como técnicos, el coronel Manuel Ferradás (Reserva) y el Reservista de Especial Disponibilidad Ignacio Cabal -que también compite-.

Si alguien sabe de valores, son ellos
Son los mejores en lo suyo, aunque en ocasiones sus méritos puedan pasar desapercibidos. Si alguien sabe de valores, son ellos: de sacrificio, de humildad, de capacidad de superación y de vocación de servicio. Y para muestra, la última temporada. Los títulos conseguidos hablan por sí solos. Pero nada es gratis. Llegar a lo más alto supone renunciar a muchas cosas. Incluso, en ocasiones, a la familia.
Cada temporada comienza, para el Equipo de Esquí del Ejército de Tierra, mucho antes de la primera competición. El primer paso es la adaptación física; «aunque todos vienen ya con los deberes hechos», explica el comandante Jesús Álvarez, jefe del EEET. Una fase que se desarrollará durante las próximas semanas y que también suele incluir concentraciones en nieve -el año pasado, en Livigno y Tignes-.
«La última temporada estuvimos representando a España en 13 países, desde Argentina al más exótico (a nivel de esquí), que fue Azerbaiyán. Nuestro objetivo fueron los V Juegos Mundiales Militares que se celebraron en Suiza», explica el comandante. Hasta allí se desplazaron ocho componentes del equipo, de los 62 que componían la delegación española. Compitieron en Biathlon y en Esquí de Montaña, con resultados más que destacados, sobre todo en esta última disciplina. Entre ellos, el séptimo puesto de la brigada Mónica Sáez -la única mujer del equipo- o el sexto del soldado Antonio Alcalde.
Una gran temporada que anima a seguir adelante
El balance de la última temporada del Equipo de Esquí del Ejército de Tierra no puede ser más positivo. «El logro más importante fue el séptimo puesto en Copa del Mundo en Montaña de Antonio Alcalde. Además, no podemos olvidar que tenemos con nosotros al único representante de España en Biathlon a nivel mundial, a Roberto Piqueras. Y lo mejor es que todos siguen progresando, mejorando sus clasificaciones año a año», explica el comandante.
La temporada 2025-26 será, para el EEET, «de transición», ya que las principales competiciones a nivel internacional no se celebran todos los años. Sin embargo, eso no quiere decir que no haya trabajo por hacer. «Nuestro objetivo, para esta temporada, será seguir dando la máxima visibilidad y prestigio posible a las Fuerzas Armadas, al Ejército de Tierra y a España», asegura el jefe del equipo.
El relevo generacional en el Equipo de Esquí del Ejército de Tierra
Sin embargo, no todo es positivo. El EEET se enfrenta a una hándicap importante. «El mayor problema que nos encontramos es que no tenemos relevo generacional dentro del Ejército», señala Jesús Álvarez. De hecho, el componente más joven tiene 29 años.
El equipo, además, no tiene capacidad para formar a nuevos deportistas. Por eso resulta clave la implicación personal -y no todos los potenciales candidatos a incorporarse están dispuestos a asumir los sacrificios que supone pertenecer al EEET-. En este sentido, no hay que olvidar que es fundamental el apoyo de las distintas unidades de las que proceden los deportistas para poder seguir escalando posiciones en el ránking mundial de los deportes de invierno que, en último término, es la misión.
Los hitos del Equipo de Esquí del Ejército de Tierra
La última temporada para el Equipo de Esquí del Ejército de Tierra se cerraba con otros importantes hitos. Roberto Piqueras volvía a ser el único español que disputaba el Campeonato del Mundo y la Copa del Mundo de Biathlon. Es el único deportista que está destinado en el EEET los 365 días del año.


Guzmán Sanz completó el circuito de IBU Cup de Biathlon, y estuvo presente en 30 competiciones en todo el mundo. Deportista por vocación, a los 23 años se incorporó al Ejército de Tierra ya con la intención de formar parte del Equipo de Esquí. «Estar aquí me ha permitido competir a nivel internacional y dedicar muchas horas a entrenar», explica. Algo que no le hubiera sido posible en la mayoría de los trabajos del ámbito civil.
No obstante, todo tiene un precio, aunque el soldado insiste en que «si hay algo malo en esto, yo lo borro de la mente». Bromea cuando dice que «lo mejor de todo son los viajes; y lo peor de todo, los viajes». Son sus compañeros los que le recuerdan que lo que más echa de menos cuando está fuera es a su hija.


Su compañero Guillermo Jiménez disputó un evento de IBU Cup en Italia (los dos son activados durante la temporada). El cabo, de Cartagena y destinado en la EMMOE, lleva seis años en el EEET. «Sigo en el equipo porque, al final, la cuenta siempre sale ganando. Como mis compañeros, mi forma de vida está marcada por el deporte, con un espíritu competitivo y siempre con muchas ganas de mejorar. Sobre todo, disfrutando de lo que hacemos aquí día a día. El Ejército te apoya con medios y con tiempo, y eso es muy importante para un deportista. A cambio, la dedicación es 24/7. Pero si la cuenta sale en positivo, en gran parte es por el apoyo que nos da el Ejército», destaca.


La conciliación familiar y laboral en el Equipo de Esquí del Ejército de Tierra
Sergio Gimeno está adscrito al EEET. Es decir, compagina sus cometidos en la USBAD Oroel con la actividad deportiva como parte del equipo. Lo mismo sucede con Mónica Sáez y su trabajo en el RT22, lo que añade más mérito, si cabe, a sus logros deportivos. Además, son pareja y padres de tres niños pequeños, con lo que ello supone en un país como España, donde queda mucho camino por recorrer en materia de conciliación laboral y familiar.
El subteniente Gimeno es el veterano del grupo y uno de los mejores conocedores de su funcionamiento, ya que ha formado parte del EEET tanto corriendo como ejerciendo las labores de técnico, en etapas anteriores. En la última temporada, de hecho, ejercía ambas funciones. «Lo más difícil es compaginar el trabajo, el entrenamiento y la competición con la vida familiar», señala. Su día a día no es precisamente fácil, porque su mujer también compite. «¿Cómo lo solucionamos? Pues pagando dos horas de niñero para poder ir a entrenar, en lugar de tomar un vermú», apunta la brigada Sáez.
Durante las competiciones la situación es aún más complicada. No es la primera vez que uno de los dos debe renunciar a participar en una prueba importante porque juntos, debido a sus circunstancias familiares, no podían irse fuera de España durante los días que requieren las carreras de este nivel. Se da la circunstancia de que no están comisionados -un arma de doble filo-. Si lo estuvieran, no tendrían opción. Por contra, tienen que hacer encaje de bolillos para poder sacar tiempo para entrenar más allá de sus obligaciones en el Ejército de Tierra.


Mónica Sáez, madre, militar y deportista. La única mujer en el Equipo de Esquí del Ejército de Tierra
La brigada Sáez lleva en el equipo desde 2008 -los últimos años, ya sin dedicación exclusiva-. Es consciente de que debería entrenar más horas, pero su situación familiar, hoy por hoy, no se lo permite. Con todo, sigue siendo la mejor en lo suyo. «Creo que, a nivel institucional, el Equipo de Esquí del Ejército de Tierra es muy importante. La sociedad ve en nosotros unos valores que se identifican con el deporte, más allá de lo militar. Me gustaría que nuestro ejemplo sirviera para educar a la juventud y creo que vamos en el camino», señala.
Coincide con el comandante Álvarez en que es urgente garantizar el relevo generacional para la continuidad el equipo. «Personalmente, creo que lo importante es captar a deportistas civiles, jóvenes, para que el equipo siga creciendo. Sin embargo, es muy difícil encontrar a un militar que quiera o tenga las condiciones para venir al equipo», dice.
De deportista a militar
Fue el caso, especial, de Antonio Alcalde. Es el único DAN (Deportista de Alto Rendimiento) que compitió la última temporada -la cuarta ya- para el Equipo de Esquí del Ejército de Tierra. Es Campeón de España de Esquí Militar y Campeón de Aragón de Vertical, y durante toda la temporada se mantuvo en el top15 en las pruebas que disputó fuera de nuestras fronteras. Ya era deportista de alto nivel cuando decidió incorporarse al Ejército de Tierra. Lo hizo, de hecho, con la mirada ya puesta en el Equipo de Esquí.
Tras la instrucción en el CEFOT de Cáceres, la entrada en el EEET llegó prácticamente a la vez que la boina. «Es un soporte muy bueno. Yo antes vivía de becas y patrocinios. Pero cuando llegó la pandemia me di cuenta de que si no tenía un trabajo estable era muy difícil mantener el ritmo y, conforme vas cumpliendo años, entiendes que hay que evolucionar. Y tomé la decisión de entrar en el Ejército. Es una estructura muy buena que me aporta muchas cosas que en la vida civil es muy difícil conseguir, desde estabilidad económica hasta otros apoyos, vehículos o material», explica Alcalde.


«Cuando entrenas con gente buena, al final, mejoras»
José M. Fernández es el vigente Campeón de España Master en Esquí de Montaña Vertical y el tercero en Copa de España de Esquí de Montaña. Está destinado en el Regimiento Galicia y volvía al EEET tras un paréntesis. Antes, ya había formado parte del equipo durante cuatro temporadas. «Ha mejorado a todos las niveles, y yo también he progresado. cuando entrenas con gente buena, al final mejoras», asegura el cabo, consciente de la evolución del Equipo de Esquí en los últimos años.
Sergio Alonso completa la lista. El último en incorporarse al grupo, pero que también aportó destacados resultados el último año. El asturiano buscaba «una experiencia nueva» y ya son tres temporadas las que acumula en el equipo.

Entre todos los miembros del Equipo de Esquí del Ejército de Tierra recorrieron la temporada pasada 190.000 kilómetros por carretera. Acumularon más de 300 horas de avión y más de 6.000 horas de entrenamiento y competición. Solo descansaron en navidades -y no todos- y dos fines de semana durante el periodo de activación del equipo -de septiembre a mayo-.
Amor por el deporte, vocación de servicio y valores
Capacidad de sacrificio y superación, amor por el deporte y vocación de servicio son el denominador común de los componentes del Equipo de Esquí del Ejército de Tierra. Personas, más allá de su condición militar, con unos valores y un sentido del deber que les obliga a anteponer el deporte a todo lo que más quieren; incluso, a sus familias. Una labor muchas veces desconocida, pero que desde Jaca, cada temporada, lleva el nombre de España a lo más alto en el panorama mundial de los deportes de invierno.
Por Rebeca Ruiz
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