Luis Salesa es, a día de hoy, uno de los mayores exponentes de la artesanía con madera de la región. Desde su taller en Jaca, entre sus trabajos más destacados se encuentra la talla de cucharas, una afición que le ha acompañado desde su infancia y le ha permitido llegar a ser conocido a nivel internacional. Nos recibe en su taller, situado en el garaje de su casa en Jaca.

Un regalo a su padre hizo que comenzase en el mundo de la talla de cucharas
Como en muchas otras ocasiones, los comienzos de Luis Salesa en la talla de madera fueron intentando emular a sus familiares mayores. «En casa de mi abuela, en Castiello de Jaca, desde siempre mi tío Agustín hacía muchas cosas de artesanía de madera para el campo y para la propia casa. Igual se arreglaba un tejado que se iba a preparar una cesta de mimbre o una cañabla», recuerda.
Esto hizo que la afición de nuestro protagonista por la talla de madera apareciese antes de cumplir los diez años. Al principio hacía arcos, flechas y tirachinas, pero un regalo que le hizo un pastor de Larrosa a su padre cambiaría su vida. «Aún me acuerdo de ese regalo. Era una cuchara de madera de boj. Me llamó tanto la atención que decidí lanzarme a este mundo», explica Salesa.
A partir de entonces, fue un largo camino de aprendizaje autodidacta. Su familia le enseñó sobre propiedades de la madera, pero durante los siguientes años recogió mucha información y conocimientos hasta conseguir plasmar sus ideas sobre la cuchara tallada.
La talla de cucharas, mucho más que un hobby
Luis no solo se dedica a la talla de estos utensilios. También realiza otros muchos trabajos en madera, como salterios -por los que también es reconocido en el panorama-. Sin embargo, tiene claro que la talla de cucharas es su pasatiempo favorito.

«Puedo pasarme horas y horas haciendo cucharas. Se me puede hacer muy tarde, y me voy porque tengo que trabajar, sino seguiría. Cuando estoy agobiado, la talla de cucharas me tranquiliza y me focaliza en lo que estoy haciendo», añade.
En cuanto a las razones de su amor por esta disciplina, explica que, en parte, se debe a la facilidad que tiene gracias a su tamaño: «A veces me voy a andar al monte y me llevo alguna en el bolsillo. Cuando me canso, me siento y sigo con el trabajo».
Un proceso muy marcado: la navaja, su mejor aliada
Para que el resultado sea el óptimo, este amante de la talla de madera lleva un proceso muy marcado desde hace muchos años. Cabe destacar que para la realización de cucharas solo emplea madera de boj.
El primer paso de todos es el corte de madera, que suele realizarse en la mengua de enero con previsión para todo el año. «Para las cucharas utilizo muy poca madera, y de año a año se me acumula. Tengo trozos de boj que son del siglo pasado, justo el otro día empecé uno del año 2000», resalta Salesa.

Tras el corte, se procede al lento secado de las porciones de madera y, posteriormente, se rajan en tablas. Con el trabajo de preparación y cuidado de la madera ya terminado, se pasa a la parte más artesanal.
Lo primero que se hace es el vaciado del cazo, que es «la parte más importante de la cuchara». Con el hacha se va dando forma, para luego para ajustar todo. El último paso de este proceso es lijar la madera y realizar los dibujos con la navaja.
«Hay algunas composiciones que tardo cerca de diez horas, y otras menos. Paso mucho tiempo con la navaja para conseguir el resultado del dibujo. En total, más o menos, una cuchara me cuesta hacerla una semana «, sostiene emocionado.
Muchos seguidores en redes sociales: una revalorización de lo artesanal
Pese a no dedicarle apenas tiempo, Luis Salesa cuenta con miles de seguidores en su cuenta de Instagram. En ella enseña algunas de sus cucharas, que han llegado a superar las 50.000 visualizaciones en poco más de un día.
Destacando que nunca ha tenido un mal comentario en redes, explica que él es un claro ejemplo de la revalorización que está teniendo el sector artesanal y la madera en la actualidad.
«La gente últimamente se preocupa más por las cosas bien hechas. Ahora mismo hay una revalorización por lo artesanal que antes no había. Yo con 25 años dejé de ir a exposiciones porque me cabreaba que la gente no respetase mi trabajo y las horas que metía», comenta.
Cursos sobre talla de cucharas, una idea en el horizonte
Ligado a esta revalorización, Salesa desvela que en los últimos años ha tenido muchas propuestas del extranjero para realizar cursos sobre la talla de cucharas. Desde Japón o Canadá, países con tradición en esta disciplina, le han expresado su disposición a asistir a sus clases.

«De momento no he hecho ningún curso ya que no tengo tiempo, pero no te voy a negar que me lo estoy planteando para este verano. Me hace mucha ilusión y también es otra forma de dar valor a mi trabajo. Sino me dicen que haga vídeos tutoriales en Youtube, pero eso lo veo más complicado», alega entre risas.
Falta de relevo generaciona, pero un futuro claro
Pese a ello, la falta de relevo generacional está muy vigente en el sector. La falta de jóvenes aprendices amenaza con la pérdida de una artesanía única. «En la zona solo conozco a dos personas jóvenes. Los demás somos bastante más mayores», lamenta. Esta falta de «cantera» se debe, en parte, a la poca paciencia que hay en la sociedad actual.
Mientras tanto, Luis Salesa seguirá en la talla de cucharas de madera con la misma pasión que aquel niño de 10 años que se sorprendió al ver el regalo de un pastor de Larrosa a su padre.
Por Jorge Callau
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