Los niños de Jaca aprenden en Gabardito a respetar la montaña con Montañeras Adebán

Los niños y niñas participantes en las colonias de verano de Jaca accedían este martes hasta el refugio de Gabardito de la mano de Montañeras Adebán. Allí aprendían a poner en valor el trabajo realizado por el club. Y, lamentablemente, también eran testigos de la falta de respeto y el vandalismo que sufren, en ocasiones, instalaciones como ésta, al encontrarse rota la guitarra que habían dejado allí las montañeras a disposición de todo el que quisiera utilizarla.

Los niños de Jaca aprenden en Gabardito a respetar la montaña con Montañeras Adebán. (Foto: Montañeras Adebán)
Los niños de Jaca aprenden en Gabardito a respetar la montaña con Montañeras Adebán. (Foto: Montañeras Adebán)

Montañeras Adebán acompañaba este miércoles a los niños y niñas de las colonias de verano de Jaca hasta el refugio de Gabardito

Montañeras Adebán acompañaba este martes a los niños y niñas de las colonias de verano de Jaca hasta el refugio de Gabardito. Querían enseñarles la restauración de este espacio que realizaron, con mucho esfuerzo, hace un par de años. Una rehabilitación que se convirtió en un ejemplo de colaboración y de puesta en valor de estas instalaciones en la montaña, y que realizaron de manera totalmente altruista Montañeras Adebán.

«Vinieron unos cuarenta niños de entre ocho y diez años y confesaron que no habían visto nunca un refugio como el de Gabardito, tan cómodo tan limpio y tan agradable.
Nuestras monitoras de tiempo libre contaron cómo lo habíamos hecho y cómo el grupo de Refugios Libres Dignos nos habían ayudado a hacer la restauración y la dignificación para que sea utilizado por todas las personas»
, explica Astrid García, de Montañeras Adebán.

Los niños de Jaca aprenden en Gabardito a respetar la montaña con Montañeras Adebán. (Foto: Montañeras Adebán)

Poner en valor y respetar la montaña y el trabajo de los demás en Gabardito

«Desgraciadamente, tuvimos que ver esa misma mañana como alguien ha roto la guitarra que de forma tan cariñosa había dejado el club para que todo el mundo pudiera entonar unas canciones en la montaña», lamenta García.

A pesar de ello, la experiencia fue muy positiva tanto para el club como para los pequeños, que pudieron comprender la necesidad de respetar la montaña y la importancia de preservar refugios como el de Gabardito, poniendo en valor el trabajo de las montañeras.

Por Rebeca Ruiz

ÚLTIMAS NOTICIAS: