Los Danzantes de Santa Orosia de Jaca: una mirada desde dentro

Los Danzantes de Santa Orosia llevan más de un siglo haciendo resonar sus palos de boj por las calles de Jaca en honor a la patrona. De abuelos pasó a padres, y de padres a hijos. Una tradición única, que durante el mes de junio acompaña las festividades al ritmo del chiflo y el salterio.

Junto con el de Sinués, Jasa, Lanuza, Yebra o Embún, forma parte de un legado de palotiaus únicos en nuestro territorio. Como todos los nombrados, cuenta con curiosidades y detalles que lo hacen diferente al resto: la melodía, el acompañamiento con la música, la vestimenta y las famosas «5 cruces» son sus principales señas de identidad.

Danzantes de Santa Orosia durante el Corpus Christi. (Imagen de Archivo/Rebeca Ruiz).

Los Danzantes de Santa Orosia: un repertorio de más de 20 mudanzas

Una de las principales características de los Danzantes de Santa Orosia es su repertorio. Cuentan con más de 20 mudanzas diferentes, algunas para «trucar» en estático y otras andando. La Estrella, La Cruz, El Remolino, El Rompecabezas o La Araña son los nombres de algunas de ellas, que cuentan con varias décadas de vida a sus espaldas.

«Somos de los pocos palotiaus que tenemos repertorio en estático y para andar», señala Javier Capdevila, su mayoral. Otra de las principales señas es que, para llevar a cabo estas conocidas mudanzas, hace falta estar un número determinado de Danzantes. Algunas requieren que sea una cifra múltiplo de 4, mientras que otras requieren ser múltiplos de 8. «Hay veces que, por ejemplo, estamos 12 y solo se puede trucar 8 porque hay que ser 8 o 16 o 24… Múltiplos de 8. Todas no están hechas para que truquen todos», explica.

Unos bailes muy dinámicos, que para ir perfectamente al son del chiflo y salterio requieren de una velocidad determinada que se consigue a base «de oído, práctica y destreza».

Las 5 cruces, elemento clave

Pese a las características comentadas, cualquier Danzante de Santa Orosia que se precie tiene muy claro que el simbolismo de su palotiau lo tienen las 5 cruces. Estas -ya famosas- 5 cruces han sido, durante toda la vida, la seña de identidad por excelencia de cualquier Danzante.

«Si te fijas desde fuera, nosotros prestamos mucha atención en todos nuestros bailes a las 5 cruces: tanto las frontales como las horizontales. Cada cruz tiene que oírse para que cuadre perfectamente con el ritmo. Sino se oye en cada cruz un choque de palos, no es de los Danzantes de Santa Orosia», comenta su mayoral.

(Foto de Archivo/ Rebeca Ruiz).

«En los ensayos nos centramos, sobre todo, en ello. Y desde pequeños inculcamos el valor de las 5 cruces para nosotros. Es de lo primero que se aprende», añade.

También hay que destacar que los palos son de boj. Normalmente son de 60 centímetros, siendo ligeramente más largos y gruesos que otros palotiaus. «Con ello lo que se consigue es mayor sonido y fuerza en el truco».

Una vestimenta llena de detalles por descubrir

A simple vista, la vestimenta de los Danzantes de Santa Orosia no es mucho más que un traje tradicional -con el valor que ello de por sí implica-. Sin embargo, detrás de esta indumentaria hay detalles y misterios que van mucho más allá.

El traje, de pies a cabeza, está formado por: alpargatas, medias, marinetas, calzón, camisa, chaleco, faja y pañuelo. Las marinetas, quizá una de las prendas menos visibles y conocidas, se colocan entre las medias y el calzón, y sirven para mejorar la comodidad.

Sin embargo, en cuanto a vestimenta, el principal secreto está en la posición del pañuelo. A diferencia de otros trajes típicos, no se coloca en la cabeza, sino por encima de uno de los hombros. «La idea es que el pañuelo envuelva al Danzante. Se pone de tal manera que tape un hombro, y debajo del otro se hace el nudo para sujetarlo. Como curiosidad, el nudo siempre marca la dirección de la procesión», desvela Capdevila.

El clavel y su historia en los Danzantes de Santa Orosia

Pese a no formar parte oficialmente de la vestimenta, otro detalle es el clavel que los Danzantes portan en la boca durante las procesiones. Al principio de la jornada reparten para todos, y la idea es mantenerlo en la boca hasta el fin de la jornada. Aunque no es seguro, existen varias versiones sobre este hecho.

«Algunos apuntan que se añadió para evitar tener la boca seca, pero también he leído que era para que no se hablase durante las procesiones mientras se trucaba«, alega entre risas.

El chiflo y salterio, una parte muy importante. (Imagen de Archivo/Rebeca Ruiz)

Cuentan también con la vara, que aparece siempre como antesala de los Danzantes, custodiándolos. Se pueden observar multitud de cintas en ella, una por cada persona que ha formado parte de los Danzantes en su historia. Aparece tanto el nombre como la fecha de entrada.

Una última cita muy especial para los Danzantes

El calendario de procesiones y actuaciones de los Danzantes de Santa Orosia siempre se ha concentrado entre mediados de mayo y junio. Este año se comenzó con San Isidro, para después proseguir con la romería del Voto a San Indalecio – en San Juan de la Peña-, la Santísima Trinidad, el Corpus Christi, San Juan, Santa Orosia y el Día de las Tradiciones.

Sin embargo, julio les ha traído dos eventos excepcionales. El primero, esta misma semana, ya que participaron en la recepción del Santo Cáliz en la Catedral de Jaca. «Un momento único que nos alegró ser parte de él en representación de la ciudad», comenta Capdevila.

(Foto de Archivo / Rebeca Ruiz).

El segundo, y con el que cerrarán la extensa y emocionante programación, será el próximo 27 de julio, en el encuentro de palotiaus que organiza el Grupo Folklórico Alto Aragón dentro de sus Jornadas de prefestivales. Allí compartirán calle con otros como el de Sinués, Embún o Jasa.

«Tenemos muchas ganas de participar. Vamos a representar Jaca y esperamos dejar el pabellón muy alto. Agradecemos que hayan pensado en nosotros, significa mucho», concluye su mayoral.

Por Jorge Callau

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