Los belenes de Navidad en Biescas: cumpliendo con la tradición… a pesar del mal tiempo

Un año más, y a pesar de las desfavorables condiciones meteorológicas, se cumplía con la tradición de los belenes de Biescas. Por Pedro Estaún.

Los belenes de Navidad en Biescas

Un año más se ha mantenido la bonita costumbre de colocar belenes en la ermita de Santa Elena y en Erata los días próximos a la Navidad. Como años anteriores, el de Santa Elena es el sábado previo a la Nochebuena y el de Erata al día siguiente. Este año, sin embargo, las condiciones meteorológicas no parecían muy favorables. 

Afortunadamente el sábado no fue un mal día. A las 11 de la mañana, un pequeño grupo de biesquenses estábamos preparados en la puerta de la iglesia del Salvador dispuestos a partir, y lo hicimos cuando sonaron las campanas. En total éramos dieciocho, precedidos por Mosén Ricardo. El recorrido lo hicimos con tranquilidad y disfrutando del camino que recorríamos.

Las conversaciones durante todo el trayecto fueron constantes, teniendo en cuenta de la mayoría de los caminantes eran mujeres.  No hicimos ninguna parada y en menos de hora y media llegamos a ermita. Allí encontramos a otros que habían subido en coche desde el final de la carretera o desde Monforat. Fue una alegría encontrar a algunos que, por los años o sus condiciones físicas,  no podrían hacerlo caminando desde Biescas, pero que su amor a nuestra santa les pedía que asistiesen. Para mí fue agradable encontrarme con Rafael Oliver.

Villancicos y belenes

Tras una breve visita a la ermita y después de beber agua de la fuente procedimos a la colocación del belén en la que participaron diferentes personas y todos cantamos villancicos.  Bajamos a continuación a la gruta inferior y con cuidado de no mojarnos los pies bajo la cascada colocamos otro belén que fue más emotivo. Con Nuria en uno de los lados y Ricardo en el otro de la cavidad final, cada uno depositamos una vela delante de las figuritas del Nacimiento.

A continuación tuvimos la comida en la Casa de la Primicia. Es muy de agradecer a los organizadores que, desde la primera hora de la mañana, se habían allí desplazado para preparar los buenos alimentos que todos compartimos y estaban estupendos.

Bien comidos y bebidos procedimos a descender, unos a pie y otros en coche. Yo me entretuve más de lo debido y mis compañeros de subida ya habían partido. Tuve que descender solo, lo que me supuso también una gran alegría, pues pude contemplar con tranquilidad la belleza de ese camino por el que han transitado tantas generaciones.

Cumpliendo la tradición de los belenes frente al mal tiempo

Los partes meteorológicos para el día siguiente eran muy malos. Anunciaban lluvia y nieve durante buena parte de la jornada. No obstante, a las ocho de la mañana nos encontramos en la plaza del Ayuntamiento siete caminantes desafiando el mal tiempo. Sin duda, las noticias desanimaron a muchos. Aquí sí hubo mayoría de hombres: cinco contra dos. Todos de Biescas salvo Andrea, una joven enfermera de Teruel que trabaja en las pistas de Aramón. Su día libre le permitió asistir.

Antes de salir nos planteamos otra alternativa; pese a ello ascendimos en dos coches hasta más arriba de Barbenuta y Espierre. Al final, decidimos intentar la subida a la ermita de San Benito de Erata. En principio el tiempo no parecía malo e iniciamos la ascensión con optimismo. Cuando llevábamos poco subiendo las empinadas pendientes comenzó a caernos una ligera lluvia que muy pronto se convirtió en nieve. La visibilidad era completamente nula.  Guiados por Pol y siguiendo algunos indicadores conseguimos alcanzar la cima de Erata (2003 m). El trayecto, desde mucho antes, era totalmente sobre nieve.

Descendimos unos cuantos metros sin llegar a ver por la niebla la ermita hasta que la encontramos

Descendimos unos cuantos metros sin llegar a ver por la niebla la ermita hasta que la encontramos. Los siete entramos dentro -suerte que no fuésemos más, porque no habríamos cabido-. Colocamos con rapidez las figuras del belén, hicimos un breve comentario sobre la importancia del nacimiento de Jesús, cantamos algún villancico y salimos rápidamente. No podíamos permanecer allí por el frío. Otras veces, ese era el momento para sentarse en el exterior y compartir un suculento almuerzo. Ahora resultaba imposible. 

Comenzamos rápidamente el descenso por la cara oeste, que también estaba completamente cubierta de nieve. La inclinación era fuerte y hubo algún resbalón aunque sin consecuencias.  Algo más de una hora después llegamos a los coches e iniciamos la bajada a Biescas, también con rapidez. Otros años, que éramos bastantes más, nos deteníamos en Barbenuta y allí teníamos una suculenta comida que la Asociación Erata ofrecía. Este año no era posible y todos fueron a su casa para quitarse la ropa mojada y reunirse después para celebrarlo en la cafetería El Estacho de Biescas.

Yo tuve que regresar directamente a Zaragoza perdiéndome esta reunión que, sin duda habrá sido muy agradable.  Antes de partir quedamos en que, si Dios quiere, repetiremos el próximo año, pero esperemos que con mejor meteorología.

Por Pedro Estaún. Sacerdote de Biescas