Dos semanas después de que en Jaca celebrásemos la festividad del Primer Viernes de Mayo, Chema Martínez coge fuerzas para hablar sobre todos los sentimientos y experiencias que vivió en su primer año como Conde Aznar.
A su lado se encuentra Miguel Carasol, su antecesor en el valioso cargo. Ambos encarnan el pasado, presente y futuro de la gran celebración jaquesa.

San Juan de la Peña: de Miguel Carasol a Chema Martínez
Uno de los eventos más emotivos previos al Primer Viernes de Mayo tuvo lugar en San Juan de la Peña. Jaca se desplazaba hasta el monasterio para honrar la figura de Aznar Galíndez.
Sin embargo, este año no era uno más. En esta ocasión, y de forma totalmente innovadora, los muros presenciaban el relevo del personaje del Conde. Chema Martínez tomaba el testigo de Miguel Carasol.

Este último, Miguel, se sincera sobre lo vivido ese día: «Muchos pensarán que estaba triste por decir adiós, pero al revés. Cuando vi entrar a Chema me emocioné como hace mucho que no lo había hecho. Tenía un orgullo enorme». Mientras tanto, Chema Martínez, flamante nuevo Conde Aznar desde entonces, comenta que, pese a los «muchos nervios, fue un acto único y espectacularmente bonito».
Una anécdota que hizo que Chema Martínez comenzase el día sonriendo
El Primer Viernes de Mayo comenzaba, como no podía ser de otra forma, con mucha tensión. Aún en su casa, Chema Martínez cuenta en exclusiva una anécdota de las que no se olvidan. «Cuando ya estaba casi vestido al completo, veía que el traje me apretaba mucho. De repente, Anayet -la palafrenera que le ayudó a vestirse- y yo nos dimos cuenta de que lo habíamos puesto totalmente al revés. Tuvimos que empezar de nuevo de cero«, comenta entre risas.
Este gracioso suceso, en palabras del propio Chema, ayudó a afrontar el día «con una sonrisa y sin presión». Otro de los momentos que guarda es la soledad -en el buen sentido de la palabra- previa. «Antes del primer desfile pasas con el caballo por la Calle Mayor completamente vacía. Sirve para pensar en ti mismo, esa soledad me pareció preciosa», recuerda.
Mientras todo esto sucedía, Miguel Carasol miraba de frente al desfile «mucho más tranquilo que otros años» -para esta edición cogió por primera vez el trabuco con la escuadra de los labradores-. Tenía tiempo de pensar en su sucesor, al que le envío un mensaje deseándole mucha suerte que, sorpresivamente, fue respondido al momento.
«Sabía que Chema estaba muy preparado, pero los nervios se me quitaron de lleno cuando lo vi al pasar en el primer desfile saludando perfecto con la mano en alto encima del caballo», explica.
Una sorpresa para toda la vida
Con el primer desfile de la mañana ya superado -y la lluvia en pleno apogeo- llegaba la gran batalla. Tal y como se lo habían comentado, el primer paso por la Calle Mayor fue «algo único e irrepetible» para Chema Martínez.
Sin embargo, el momento más emotivo no era esperado, sino que se trataba de una sorpresa que recordará toda la vida. «En medio de la Calle Mayor vi al grupo de amigos de mi hijo que se habían hecho camisetas en honor a mi primer año. No pude evitar que se me cayeran las lágrimas», apunta.
Una situación que combinaba la parte personal con la euforia desmedida que se vivía. «Puede sonar muy a tópico, pero hasta que no estás dentro del desfile no puedes ni imaginarte lo que de verdad representa ser el Conde Aznar», añade.
Oyendo estas palabras, Miguel Carasol también se emociona. En el año en el que volvía a desfilar como uno más, pudo saborear de nuevo el estar «rodeado de gente de la escuadra, con tiempo para observar los pequeños detalles».
La lluvia no ensució su experiencia
La lluvia, como ya se sabe, fue otra de las invitadas sorpresas en el Primer Viernes de Mayo. Pese a ello, Chema Martínez lo afronta con optimismo, y explica que «hizo sacar lo mejor de Jaca y de todos».

Miguel Carasol añade: «Hay que saber que Chema se pegó más de media hora esperando a que se pasara la lluvia. Dio el callo de una manera maravillosa«. A lo que su relevo – y amigo- responde contundentemente: «Mereció la pena estar 20 minutos aguantando la lluvia por el calor de la gente. Si ellos se estaban mojando, nosotros teníamos que mojarnos también». Tras escucharlo, el antiguo Conde Aznar asiente con un claro gesto de orgullo.
Futuro y cosas por mejorar
Por delante, Chema Martínez mira los 7 años que tiene como Conde Aznar con optimismo. Hay una serie de retos por cumplir, y se marca unos objetivos muy ambiciosos para seguir con la línea de lo conseguido por Carasol.
Uno de los principales puntos, explica, tiene que ver con la divulgación de la parte histórica que supone la fiesta. «Tenemos que conseguir que los jóvenes identifiquen la parte de patrimonio y cultura que se celebra en el Primer Viernes de Mayo», comenta.
Para cumplir dicho objetivo, la relación y comunicación con los centros educativos es clave, sobre todo para realizar diferentes dinámicas. «No hay muchas cosas por mejorar, pero en temas como este hay que ser lo más perfeccionistas posible», concluye.
Por Jorge Callau
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