Castiello de Jaca es históricamente conocido en el Camino de Santiago como el pueblo ‘de las cien reliquias’. Cuenta la leyenda que en los primeros tiempos de la cristiandad, un peregrino de origen valenciano se sintió sin fuerzas para proseguir su camino, y Castiello le brindó apoyo y refugio hasta que se recuperó.
En agradecimiento, entregó al ayuntamiento y a las familias que le habían socorrido las reliquias que llevaba encima. Desde entonces, dichos regalos están guardados en una arqueta en la iglesia de San Miguel, siendo el símbolo por excelencia de todos los vecinos de la localidad.
El primer domingo de julio, se muestran dichas reliquias y se celebra una jornada festiva en su honor. «Esta historia ha sido siempre muy venerada, es de hace muchos siglos. Es nuestra esencia y así la mantenemos», destaca Álvaro Salesa, alcalde de Castiello de Jaca.

Una leyenda como símbolo de Castiello de Jaca
El Camino de Santiago conoce a Castiello de Jaca como un lugar hospitalario, donde los peregrinos siempre son bien recibidos. Esta fama, además de por el paso del tiempo, se debe a la leyenda del pueblo ‘de las cien reliquias’.
Para conocer esta historia, hay que desplazarse al inicio de la cristiandad, cuando un peregrino valenciano se sintió sin fuerzas para proseguir su camino al paso por Castiello. Allí recibió ayuda por parte de los vecinos, y en agradecimiento entregó al ayuntamiento todo lo que tenía.
Entre sus pertenencias donadas, destacaba una arquilla con valiosas y numerosas reliquias de santos, algunos tan ilustres como San Vicente Ferrer, Santa Lucía, San Pedro de Arbués o Santa Cecilia. Desde entonces, Castiello de Jaca es conocido como el pueblo ‘de las cien reliquias’.
Un reflejo de la hospitalidad de la localidad
Siglo a siglo, esta historia pasó de generación en generación, llegando a convertirse en uno de sus símbolos. «Esta historia ha sido siempre muy venerada, es de hace muchos siglos. Es nuestra esencia y así la mantenemos», destaca Álvaro Salesa, alcalde de Castiello de Jaca.
A día de hoy, las reliquias se encuentran conservadas dentro una arqueta de plata situada en el altar de la iglesia de San Miguel. Dicha arqueta data de 1825, y de ella llaman la atención las guirnaldas de sus bases, los punzones y los once relicarios fabricados en plata, latón, hierro, madera y vidrio soplado. Se manufacturó en Jaca y su artífice fue Cotín.
También llama la atención su localización, que ha cambiado varias veces a lo largo de su historia. «Inicialmente estaba en una hornacina en el altar, después se cambió al lado del sagrario, en una caja de madera. Pero, siguiendo la información oral y de documentos, decidimos restaurar la antigua hornacina y trasladarla de nuevo a su lugar original», explica Salesa.

Las ‘cien’ reliquias de Castiello de Jaca
Dentro de la famosa arqueta se encuentran las reliquias, el verdadero símbolo de Castiello de Jaca. Pese al nombre, el número exacto son 14.
Todas ellas se encuentran en pequeñas cajas de plata y vidrio para su conservación, proceso que se llevó a cabo en 2014 con motivo de la restauración de la arqueta. También en su interior aparecen fragmentos óseos en envoltorios, debidamente enumerados para identificarlos.
Por último, el cofrecillo también alberga un manifiesto del 26 de junio de 1822, donde se explica que «ante la dificultad para leer los nombres de las reliquias de los preciosos relicarios» se ayudaron de lentes de cristal con un microscopio comprado por los vecinos en 1793 para poder inventarlas.
El primer domingo de julio, la fecha de ‘las cien reliquias’
Pese a estar todo el año custodiada por la iglesia de San Miguel, la arqueta solo se abre un día: el primer domingo de julio. «Es una fecha muy especial para el pueblo y localidades vecinas. Es una jornada para celebrar y de hermanamiento», apunta Álvaro Salesa.

Ese día, todos los vecinos de la zona se reúnen para presenciar un evento único: la apertura de arqueta y muestra íntegra de las reliquias. «Es una fiesta cívico – religiosa, de hecho la de San Miguel se ha trasladado a ese fin de semana también. Se hace una misa, y posteriormente se abre la arqueta y se exponen las reliquias», subraya su alcalde. «También acuden a la iglesia las cruces de pueblos vecinos», añade.
Una única llave para abrir la arqueta
Tal y como manda la tradición, solo existe una llave para abrir la famosa arqueta. Desde hace siglos, dicho privilegio lo ostenta el alcalde de Castiello de Jaca. Durante el año la custodia, y es el encargado de abrirla el primer domingo de julio.
«Es un sentimiento increíble el saber que eres el único que puede abrir, la arqueta y que formas parte de la tradición. La apertura se puede decir que es el inicio de la fiesta ese día», sostiene Salesa, que quiere «realzar la fecha» con algún acto más para otorgarle verdaderamente la importancia que tiene para el pueblo.
«Se me ocurre contactar con algún danzante de Jaca para poder hacer algún pequeño encuentro relacionada con las reliquias», sentencia.
Imágenes de las reliquias cedidas por el Ayuntamiento de Castiello de Jaca




Por Jorge Callau
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