Zaruk llegaba a Santa Cilia de Jaca dentro del XXXIII Festival Internacional en el Camino de Santiago para recrear su propio universo, que desde el primer minuto sedujo al público con Agua para transportarlo “a un espacio sin tiempo”.
Zaruk, en el Festival en el Camino de Santiago
La noche del pasado jueves festivo, la iglesia de Santa Cilia de Jaca celebró un nuevo y brillante concierto del XXXIII Festival Internacional en el Camino de Santiago que organiza la Diputación de Huesca. Zaruk está formado por su cofundadora Iris Azquinezer, cellista y compositora, y Rainer Seiferth, guitarrista, vihuelista, arreglista, compositor y la otra parte del dúo.
Empezaron como grupo en 2016. El estreno de Agua se interrumpió por la pandemia y lo pudieron hacer en otoño de 2020, “aunque desde entonces ha cambiado mucho, ya que variamos canciones, arreglos e instrumentación”, por lo que la propuesta llegó al festival con nuevos bríos y aires renovados.
La magia de Zaruk
La magia, espontaneidad y complicidad de los intérpretes, y el cuidado y la elegancia de los arreglos hacen de Zaruk una formación única. En Santa Cilia, sus componentes recrearon su propio universo, que desde el primer minuto sedujo al público para transportarlo “a un espacio sin tiempo”, todo apoyado en la variedad de sus fuentes e inspiraciones musicales, y en su manera única de fusionarlas para componer un mundo sonoro original y cautivador.
“Hacemos arreglos de canciones populares, de obras clásicas y composiciones propias”, destaca Azquinezer. “Jean Sibelius y su hermosa obra de música incidental sobre ‘La Tempestad’ de Shakespeare. De ella, hemos reunido dos miniaturas, ‘Danza de las Náyades’ y ‘Melodrama de Iris’, en el mismo arreglo” recuerda Seiferth.
Además, como así disfrutó y aplaudió el público de Santa Cilia, los espacios de improvisación hacen que cada concierto de Zaruk sea irrepetible. Y cada intérprete tiene sus preferencias. A Iris, por ejemplo, le encanta la primera improvisación ‘Lluvia en la ciudad’, y la obra que une el anterior repertorio y este, ‘Si la mar era de leche’, mientras que Rainer anima escuchar cada pieza “como si estuviéramos ante un cuentacuentos”.

Buenos momentos
Para Iris Azquinezer este es un año muy especial, “porque he sido madre y disfruto todo de otra manera. He tenido que renunciar a muchos conciertos, pero espero poder recuperar algunos más tarde. Acabo de sacar mi último disco de chelo solo (‘Hierro y Verde’), y con Zaruk estamos desarrollando una residencia artística en Würzburg (Alemania), en la que ampliamos nuestra investigación sobre el repertorio Agua”.
Y para Rainer Seiferth también es un año extraordinario, “porque estoy abriendo una academia de música en mi pueblo, San Lorenzo de El Escorial. Va a ser un lugar muy afín a la idea de Zaruk, un espacio para la creación y la escucha. Por otro lado, la residencia en Alemania me hace mucha ilusión, hemos invitado a dos colaboradores magníficos para crear nuevo material, el bandoneonista argentino Luis Caruana y la poeta alemana Pauline Füg. Con mi otro grupo, Taracea, estaré también de gira este verano y entre otros, iremos a Roma por primera vez”.
Próximo reto para Zaruk
Creen que las músicas antigua y barroca cuentan con “mucho espacio” dentro del panorama musical, “y con mucha gente preparada y creando cosas muy genuinas. El gran reto de los próximos años va a ser político, de cómo va a sobrevivir la cultura subvencionada en un entorno que rechaza propuestas supuestamente elitistas”, apuntan los miembros de Zaruk.
Por Festival Internacional en el Camino de Santiago
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