Jaca había tenido suerte hasta este miércoles y su Semana Santa iba sorteando el mal tiempo, celebrándose todas las procesiones previstas, aunque con matices. La lluvia impedía salir a las calles a la Cofradía de la Santa Cena y a la Hermandad de la Oración de Jesús en el Huerto, pero no ha logrado evitar que los tambores sonaran más fuerte que nunca. Justo se cumplen 15 años desde que la ciudad celebrara por primera vez su singular Rompida de la Hora.
La lluvia impide salir a la procesión de la Santa Cena y el Huerto
Este año, la procesión de la Cofradía de la Santa Cena y la Hermandad de Jesús en el Huerto se ha quedado sin salir. La lluvia que arreciaba ya horas antes de la hora prevista ha obligado a tomar la decisión menos deseada, y los pasos del huerto y de la cena se han tenido que quedar en casa. La peor de las noticias para cofrades y hermanos, pero también para muchos jacetanos y visitantes que esperan cada año con ilusión la Semana Santa de Jaca, Fiesta de Interés Turístico de Aragón desde 2011. Y una decisión que caía como un jarro de agua fría en las cofradías, ya que, no por esperada, resultaba menos dolorosa.
Sin embargo, la lluvia ha dado una tregua y la procesión de la Rompida se ha dejado escuchar más alto que nunca por las principales calles y plazas del casco histórico de Jaca. Desde poco antes de las 23.00 horas, tambores y bombos resonaban ensordecedores a la espera de que llegara la Rompida de la Hora, a medianoche. Hasta el último momento, la emoción contenida. Apurando y mirando al cielo. Al final, para alegría de todos, tambores y bombos tomaban posiciones por todos los rincones de la ciudad, a la espera de poder culminar el momento álgido en la Plaza de San Pedro, como manda la tradición.
Sobre la Rompida y los tambores
La Rompida es un encuentro de decenas de bombos y tambores que realizan conjuntamente un toque que conmemora el fallecimiento de Jesucristo. Representa el estruendo que se escuchó en la Tierra su muerte. En Jaca, la Rompida de la Hora se celebra desde 2009, cuando la ciudad incorporó esta tradición ancestral y tan característica de los pueblos del Bajo Aragón. Esta Semana Santa, por tanto, se cumple el 15 aniversario de aquella primera Rompida.
Cada año, la Rompida se convierte en un momento muy esperado por los miembros de las bandas de tambores y bombos de las distintas cofradías, ya que no solo se trata de tocar. En torno a este evento se viven momentos de complicidad entre todos, grandes y pequeños. De hecho, aunque cada banda toca por separado, a medianoche, cuando comienza la Rompida, los participantes se mezclan para compartir estos minutos tan esperados. Unos 150 instrumentos tocando a la vez. Emoción y mucho sentimiento son las notas características de este momento de la Semana Santa, al que cada vez se incorporan más cofrades y a edades más tempranas.
Por Rebeca Ruiz (texto y fotos)
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