TresPirenaica, un singular reto de Ojos Pirenaicos para conquistar el alma de los Pirineos

TresPirenaica es un singular reto que lleva la firma de la empresa de ecoturismo y montaña Ojos Pirenaicos. Su impulsor, David Ruiz de Gopegui, es miembro de un equipo que intentará cruzar a lo largo del mes de abril el macizo de los Pirineos de este a oeste, con un objetivo claro: «Realizar un archivo audiovisual y literario que pueda servir de inspiración a otros que, como nosotros, han tenido este mismo sueño». «Y a la vez -explica- sembrar un proyecto desinteresado para todo aquel que quiera viajar con nosotros a través del canal de Instagram @trespirenaica«

La expedición TresPirenaica cuenta con el respaldo de las marcas de montaña Scarpa y Patagonia que, comprometidas con la responsabilidad social del proyecto de Ojos Pirenaicos, no han dudado en apoyar la iniciativa, tal y como señalan sus protagonistas. «Formamos un equipo de cinco personas, tres sobre los esquís y dos sobre ruedas, haciendo un apoyo logístico imprescindible para poder afrontar con garantías una aventura como esta», señala Ruiz de Gopegui. Junto a él, Ignacio Martínez Lagar, Joao García, Judit Cervantes y Gema Gimeno forman el equipo que se enfrentará al Pirineo «de nieve a nieve».

TresPirenaica, un singular reto de Ojos Pirenaicos para conquistar el alma de los Pirineos. (FOTO: Ojos Pirenaicos)
TresPirenaica, un singular reto de Ojos Pirenaicos para conquistar el alma de los Pirineos. (FOTO: Ojos Pirenaicos)

La expedición de TresPirinea intentará atravesar la sierra pirenaica «en soledad»

«La aventura es el alimento de nuestros sueños, y vamos a intentar alimentar este proyecto atravesando la sierra pirenaica en soledad. Recorreremos valles y cerros nevados con el fin de realizar un inventario audiovisual y técnico de nuestra ruta y de todas aquellas infraestructuras que nos ayudan en esta aventura, para evitar que caigan en el olvido», asegura Ruiz de Gopegui.

El proyecto, que arrancará el próximo 30 de marzo, quedará registrado en diferentes formatos visuales.

Carta de Lagar, uno de los miembros de la expedición TresPirenaica

Hace mucho, mucho tiempo, cuando los pies eran el medio de desplazamiento más importante, el sostén de aquellos cuerpos que realizaban tareas o actividades y, en definitiva, el pilar de todo cuerpo. Cuando las personas convivían con los elementos de la naturaleza. Es entonces cuando los caminos que atraviesan valles y montañas comenzaron a perfilarse para ir perfeccionándose poco a poco. También, poco a poco, el ser humano, con su esfuerzo y la ayuda de sus propias manos organizó la infraestructura necesaria para poder recorrer estos caminos con una relativa seguridad, con sus refugios y fuentes a lo largo de estos hilos que hoy unen los destinos de las personas.

¡Cuantas veces se ha aplacado la sed del viajero en las fuentes que otro construyeron en los caminos! ¡Cuántas veces se cobijaron en las pequeñas cabañas que los mismos montañeros, pastores o viajeros construían y reparaban cada año en los caminos!

Esta pequeña, pero a la vez enorme infraestructura que muchos ayudaron a construir a lo largo del tiempo tenía un orden y una perfecta armonía. Se escondían mantas y se acumulaba leña seca o se dejaban provisiones, y no para uno mismo, sino que se hacia por el bien del que pasaba después, sin importar quien fuera el siguiente.

¿No es esto el equilibrio? ¿No es esto lo que se conoce como humanidad?

Hoy, en un mundo en el que el individualismo esta al alza, en una sociedad en la que todo parece estar programado y donde las personas se cubren con un manto de falsa seguridad, parece que ya no necesitamos de esas fuentes, que poco a poco se van cegando abandonadas al paso del tiempo. Dejamos que el ganado y el turismo sin conciencia deambule de cualquier manera aplastando y contaminando estos pequeños filones de oro líquido, tan valioso para los que necesitan reponer líquido tras sus fatigas. Dejamos que esos pequeños refugios se deterioren o incluso los destruimos o llenamos de basura restándoles su importancia y la importancia a los esfuerzos que otros aportaron para construirlos y mantenerlos. Olvidamos su historia, que es historia de la humanidad, nuestra historia.

Así, sutilmente, va quedando en el olvido la historia de que una vez fuimos humanos que convivían con los elementos. Así, poco a poco, vamos abandonando los caminos a su suerte.

Pero por suerte algunos siguen recordando que son humanos. Algunos siguen recordando que sus pies y sus manos les ofrecen la satisfacción mediante el esfuerzo de una tarea bien hecha, aunque ninguna importancia tenga para los demás el

objetivo. Muchos se sienten recompensados con tan solo saber que se han superado una vez más y reciben la recompensa de dormir bajo un cielo inundado de estrellas, o de una pequeña hoguera en un refugio para echar el frio de sus huesos y secar sus calcetines.

Alguien hace poco me habló de todo esto. Sí, este fue mi amigo David, guía de Ojos Pirenaicos. Juntos hablamos de estos y otros temas, y juntos concebimos una idea maravillosa. No se trataba solo de cruzar los pirineos con los esquís calzados en los pies.

Con su gran amor por sus montañas y por su afán en compartir con los demás la magia de estas, David fue dando forma a esta aventura, que a la vez era una investigación en el vacío que la historia y la “evolución” han creado en el ecosistema de las montañas y sus transeúntes.

Ahora, este proyecto ha tomado forma. Dentro de poco este guía comprometido con sus montañas y su trabajo comenzará su gran viaje a través de los pirineos para, a la vez que convive con el medio pirenaico y se empapa de su nieve, sus vientos y sus estrellas, documentarlo para que pueda ser compartido con todos aquellos que no teman ver la realidad que nos ofrecerá en su regalo audiovisual, pues, como muchos sabemos, también la expresión audiovisual es una de sus grandes cualidades. Y si documenta el estado de los caminos, los refugios y las fuentes de manera desinteresada, ¿no deberíamos sentirnos orgullosos y agradecidos de que aún haya personas como el que quieran conservar su medio y enseñárnoslo tal y como lo ha conocido sin pedir nada a cambio?

No será el primero en cruzar los pirineos y probablemente tampoco lo hará en un tiempo record. Pero de lo que estoy seguro, por lo que le conozco, es de que pondrá todo su corazón en ello y así será como nos lo transmita, desde el corazón.

¡Gracias amigo!

Por ‘Lagar’, uno de los miembros de la expedición TresPirenaica

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