
por Rebeca Ruiz
El callejero de Jaca tiene una asignatura pendiente con las mujeres. Sorprendentemente, sólo tres calles de la ciudad tienen nombre de mujer (sin contar las dedicadas a vírgenes, santas y monjas que, curiosamente, sí que existen, aunque tampoco son demasiadas -El Carmen, La Victoria, Pilar o Santa Orosia, por ejemplo). Hay una cuarta dedicada a una mujer: La Cazoleta, que era como se conocía a Desideria Giménez, fusilada en 1936. Tomando los datos oficiales del callejero al que remite la página web del Ayuntamiento de Jaca, la ciudad está formada por más de 300 calles: sólo éstas hacen alusión a un personaje histórico femenino. Ni científicas, ni eruditas, ni investigadoras, ni siquiera jacetanas o aragonesas ilustres o célebres. Nada más que cuatro para trescientas calles.
Tan sólo aparecen algunos nombres de mujer como Libertad u Olimpia, pero que no dan nombre a su calle precisamente por eso sino por su significado conceptual. Aun contando con ellas, las vías con nombre femenino apenas superan los dedos de una mano. En contra, hay muchas más calles dedicadas a ríos, valles y, por supuesto, personajes históricos masculinos, sin olvidar las referentes a fechas significativas para la ciudad. Domingo Miral, Galán y García, Gil Berges, Sancho Ramírez, Campoy Irigoyen, Doctor Marañón, Conde Aznar, Cervantes, Joaquín Costa, Ramón y Cajal, Goya, Marqués de Lacadena,… son sólo algunos ejemplos de esta interminable lista que contrasta con la de nomenclatura femenina, que se hace ciertamente escasa.
Así, si se repasa el callejero de Jaca, se puede comprobar que en la ciudad sólo existen cuatro calles con nombres de personajes femeninos: Agustina de Aragón e Infanta Doña Sancha (que, curiosamente, son perpendiculares), Desideria Giménez La Cazoleta y la dedicada a Ana F. Abarca de Bolea, una poco conocida escritora del siglo XVII, natural de Zaragoza y que fue monja cisterciense.
En el Día Internacional de la Mujer, parece que a Jaca se le olvidó que la historia también se forjó con mujeres.