La N-260, la Ruta 66 de los Pirineos

La N-260, la Ruta 66 de los Pirineos, con destino Sabiñánigo (en la imagen).
La N-260, la Ruta 66 de los Pirineos, con destino Sabiñánigo (en la imagen).

Quién no ha oído hablar de la Ruta 66? La histórica y mítica carretera que atraviesa Estados Unidos de este a oeste, desde Chicago hasta Los Ángeles, recorriendo paisajes y lugares históricos de la cultura popular estadounidense. No hay duda que algunas carreteras, lejos de ser una mera vía de comunicación, se convierten en lugares dignos de un viaje…

En el Pirineo tenemos una de esas carreteras que dan sentido a la frase «no es el viaje, es el camino…» Se trata de la Nacional 260 o Eje Pirenaico, carretera a la que muchos conocen como la Nacional de los Mil Miradores. Y no es para menos. A lo largo de sus casi 500 kilómetros, atraviesa prácticamente los Pirineos de este a oeste por entornos naturales únicos… Valles, ríos, montañas, embalses, bosques, praderas, congostos y puertos de montaña. Además, recorre poblaciones de gran interés y belleza que no os podéis perder.

La Ruta 66 de los Pirineos tiene su inicio en Portbou

La carretera tiene su inicio donde el Pirineo se hunde en el mar Mediterráneo, en Portbou. Atraviesa Figueres, ciudad natal de Dalí, y se adentra en La Garrotxa, entre pueblos medievales y parajes volcánicos. A la altura de Ripoll, toma dirección norte para alcanzar La Cerdanya, donde se torna más sinuosa y alcanza uno de sus tramos a mayor altitud, la Collada de Toses (1.800 metros).

Después de Puigcerdá, la carretera resigue el río Segre durante unos kilómetros y después de la Seu de Urgell encuentra otro de sus puntos más alto, el Puerto del Cantó (1721). Atraviesa las poblaciones de Sort y el Pont de Suert, dejando al norte las puertas de acceso al Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici.

La Ruta 66 en territorio aragonés

Sigue en dirección norte, hacia Vielha y a la altura de Montanuy, entra en territorio aragonés. Atraviesa Laspaúles, el pueblo de las brujas, Castejón de Sos y el Congosto de Ventamillo, tramo actualmente cerrado por obras.

Desciende hasta Campo y asciende de nuevo hasta las escarpadas paredes de Foradada del Toscar. Sigue junto a la silueta de Peña Montañesa hasta la villa medieval de Aínsa, acceso a los sectores de Añísclo, Escuaín y Pineta del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

En pocos kilómetros, la carretera atraviesa Boltaña y el espectacular congosto de Jánovas. A pocos kilómetros antes de su fin, en Fiscal, la ruta se bifurca en dos, la N-260 y la N-260a. La principal vía asciende el puerto de Petralba (1.250 metros) y acompaña al río Basa hasta alcanzar la meta, la localidad de Sabiñánigo. La variante, más montañesa, discurre por el Valle Alto del Ara, la puerta de Ordesa, y el puerto de Cotefablo (1.423 metros) para llegar a Biescas y descender junto al Gállego hasta Sabiñánigo.

487 kilómetros hasta Sabiñánigo

Tras 487 kilómetros llegamos al punto final de la ruta, Sabiñánigo. Una moderna y dinámica ciudad a los pies del Pirineo que cuenta con todo lo necesario para cargar pilas tras el largo viaje. Un municipio con un entorno natural privilegiado perfecto para el descanso y la práctica del deporte, formado por más de 50 pueblos encantadores y con una rica arquitectura civil y religiosa que no os podéis perder.  

¡Bienvenidos a Sabiñánigo!

Por Anna Artiza. Técnica responsable de la Oficina de Turismo de Sabiñánigo

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