El Paseo de la Constitución de Jaca vuelve a contar con un columpio adaptado, después de que este juego fuera colocado el pasado mes de mayo y estuviera en uso apenas unas semanas, ya que tuvo que ser retirado para repararlo tras sufrir actos vandálicos y ser objeto del gamberrismo que lo dejaron inutilizable.
El columpio fue colocado por el Ayuntamiento de Jaca el pasado mes de mayo en el Paseo de la Constitución, tras la petición realizada por la familia de Cristian -una campaña con la que cientos de personas se volcaron en las redes sociales- para que niños en situaciones similares al pequeño pudieran disfrutar del parque y tener una vida un poco más agradable. Cristian es un niño con una enfermedad rara (atrofia muscular espinal), una enfermedad le impide sostenerse en los columpios tradicionales. Este juego estaba destinado a niños con algún tipo de discapacidad o movilidad reducida que, como Cristian, debían conformarse con mirar a los demás pequeños desde sus sillas cuando iban al parque, hasta que colocaron el columpio.
El niño protagoniza una lucha diaria contrarreloj para frenar las consecuencias de la atrofia muscular espinal que padece, una enfermedad degenerativa incluida en el catálogo de enfermedades raras y que, hoy por hoy, no tiene cura, aunque sí se puede trabajar diariamente para ralentizar sus efectos y mejorar, en la medida de lo posible, la calidad de vida del pequeño. Por eso Angui Mafla, su madre, decidía sacar a la luz el caso de Cristian, que, a su corta edad, se ha convertido en todo un ejemplo de fortaleza para su familia y para quienes le conocen. Bajo el lema La lucha de Cristian, Angui y José María Gutiérrez, la pareja de la madre del pequeño, decidían hace unos meses dar a conocer la atrofia muscular espinal, la batalla que día a día libra su hijo y la necesidad de promover la investigación para lograr un tratamiento que pueda servir para acabar con este tipo de enfermedades.
Por eso, en primavera, la llegada del columpio supuso un cambio muy importante para Cristian. Sin embargo, no había pasado ni un mes cuando el juego tuvo que ser retirado de nuevo como consecuencia de la falta de sensibilidad y de determinados comportamientos, que terminaron con el columpio roto.
Ahora, tres meses después y pasado el verano, se ha vuelto a colocar el columpio, con la esperanza de que en esta ocasión se respete y se utilice adecuadamente y de que niños como Cristian, para los que supone la única forma de poder acudir al parque, puedan escapar, aunque sólo sea por un rato, de los problemas diarios de sus enfermedades.
Para saber más sobre la historia de Cristian:
