De Jaca al Líbano: diario de la última misión de paz del ‘Galicia 64’

Jaca-Marjayoun. Más de 4.600 kilómetros de distancia. Los hombres y mujeres del Regimiento de Infantería Galicia 64 y seis meses de misión de paz en Oriente Medio. Más de 400.000 kilómetros en patrullas (diez vueltas a la tierra).  20 kilómetros de Blue Line bajo su responsabilidad. Cerca de 500 actividades cívico militares y la donación de material educativo y deportivo por valor de 18.000 dólares.

Por primera vez, los militares de Jaca han llevado el hockey y la escalada al sur del Líbano, dos disciplinas completamente desconocidas en la zona. Parte de Jaca se queda ya para siempre en Marjayoun y, en el corazón de los españoles, vuelven vivencias profundas y, en la mayoría de los casos, muy gratificantes. Así vivieron los militares de Jaca el día a día en el Líbano.

Regimiento Galicia 64 en el Líbano. (FOTO: Jordi Bru/http://www.jordibrufotografo.com/)

Más de 4.600 kilómetros separan Jaca de Marjayoun, donde unos 200 hombres y mujeres del Regimiento de Infantería Galicia 64 de Cazadores de Montaña de Jaca eran desplegados en 2018, durante seis meses y como parte de la Brigada Aragón, en misión de paz en el marco de la Operación Libre Hidalgo. La base Miguel de Cervantes se convertía en  el escenario de su trabajo durante este tiempo, donde han desarrollado su cometido con éxito. Día a día y noche a noche. “Seis meses muy intensos”, explica el teniente coronel Nicolás González Chamorro, responsable de los militares de Jaca desplegados en el Líbano.

Más de 2.800 patrullas y cerca de 14.000 horas de observación

Desde el 21 de mayo hasta el 21 de noviembre, los militares de Jaca realizaban 1.980 patrullas en vehículo, que han sumado más de 407.780 kilómetros recorridos: una distancia equivalente a diez veces la vuelta a la tierra. Afortunadamente, todas ellas sin ningún accidente de tráfico significativo, a pesar de la precariedad de las vías de comunicación en el Líbano. Además, protagonizaban 810 patrullas a pie y recorrían más de 6.000 kilómetros caminando. 19 patrullas en helicóptero, con 25 horas de vuelo, y cerca de 14.000 horas de observación son otros de los datos que reflejan la actividad del Galicia 64 en Oriente Medio. El Batallón Pirineos era, en el sur del Líbano, el que más kilómetros de Blue Line tenía bajo su responsabilidad: en total, 20.

Durante estos seis meses, los militares integrantes de la misión no han disfrutado permisos, ni en territorio español ni siquiera en zona de operaciones. En el Líbano no había festivos, ni fines de semana. Aunque los militares de Jaca ya iban mentalizados a que tenían que estar continuamente preparados y en alerta por si surgiese el momento en el que tuvieran que reaccionar.

El teniente coronel Nicolás González Chamorro, en el Líbano.

El Batallón Pirineos, la unidad táctica operativa de la misión

Una vez en casa, el balance es muy positivo. Pero, sobre el terreno, no todo ha sido un camino de rosas. Los efectivos del Galicia 64 han debido enfrentarse a situaciones complicadas. Hay que recordar que el Batallón Pirineos era la unidad táctica operativa de la misión en el Líbano. Estas funciones operativas, que son las que han garantizado el cumplimiento de los objetivos marcados por Naciones Unidas para la misión, se traducían, en la práctica, en la realización de las citadas patrullas a pie, en vehículo o en helicóptero.

Estas actividades eran realizadas por los españoles solos o en coordinación -aproximadamente, en el 20% de los casos- con las LAF (las Fuerzas Armadas Libanesas). Todo el programa estaba encaminado a garantizar la seguridad en la Blue Line, así como los numerosos observatorios (tanto de día como de noche). Además, los militares de Jaca debían preservar la seguridad en sus propias posiciones, realizar escoltas de convoyes a Beirut y a otros puntos, y escoltar, asimismo, a autoridades, entre otros cometidos. Entre ellas, la ministra de Defensa, Margarita Robles; o el alcalde de Jaca, Juan Manuel Ramón, y el portavoz del Partido Popular, Víctor Barrio, que visitaron a las tropas españolas en el Líbano en la recta final de la misión.

Algunas situaciones comprometidas resueltas gracias a la profesionalidad de las unidades

Aunque todos han vuelto sanos y salvos, sí que ha habido situaciones comprometidas para los españoles. Existe la percepción de que esta misión no es como Irak, o como Afaganistán, con el conflicto patente y con un enemigo declarado, pero no deja de ser una misión militar que precisa la presencia y el despliegue de fuerzas exteriores por la situación que atraviesa el país en estos momentos.

González Chamorro.

Como recuerda González Chamorro, el clima del Líbano se define como “calma tensa”. Aparentemente, la vida transcurre con normalidad, “pero no hay que olvidar que el Líbano e Israel no han firmado un tratado de paz, no existe ningún armisticio, por lo que el conflicto puede surgir en cualquier momento”. Ello llevaba a momentos “complicados” para los militares de Jaca, que gracias a la formación y a la profesionalidad de los efectivos del Regimiento Galicia 64 se resolvían de manera muy positiva: con acierto, con rapidez y con eficacia, lo que servía para apagar el conflicto y frenar una escalada de tensión que podría, de otro modo, haber derivado en enfrentamientos a mayor nivel.

En concreto, durante su estancia en el Líbano, los militares de Jaca tuvieron que desplegar hasta en cinco ocasiones en la Blue Line para separar las fuerzas de las dos partes (las libanesas y los soldados israelíes), motivadas, sobre todo, por  las obras del muro de separación que está construyendo Israel. La aplicación de los procedimientos de actuación, la calma y el sentido común fueron los aliados de los españoles para rebajar la tensión y evitar que se desatara una crisis, como sucedió en 2010.

Las características especiales del Líbano

El Líbano reúne unas características que lo hacen especial: no hay un enemigo directo, aunque el conflicto, que además se prevé largo, está latente; cuenta con una gran diversidad cultural y religiosa, con cuatro confesiones principales (cristianos, musulmanes suníes y chiíes y drusos) que se dividen, a su vez, en 15 grupos religiosos distintos. Además, hay que tener en cuenta que, en esa parte del mundo, la religión marca todos los ámbitos de la vida, por lo que hay que conocer muy bien las sensibilidades de cada población y observar unas normas de comportamiento determinadas que, además, son continuamente cambiantes, lo que exige una intensa instrucción y una preparación muy especial de los militares desplegados en la zona.

Regimiento Galicia 64 en el Líbano. (FOTO: Jordi Bru/http://www.jordibrufotografo.com/)

Actividades de cooperación cívico militar sobre el terreno

Además de las funciones operativas, los militares del Regimiento Galicia 64 han desarrollado actividades de cooperación cívico militar, “una parte muy importante de la misión porque después nos facilita el cumplimiento de nuestra labor”, explica el teniente coronel ya en su despacho del Cuartel de la Victoria de Jaca, donde, en el momento de esta entrevista, todavía se encontraba el Guión que ha viajado con las tropas desde el Líbano. El objetivo de este tipo de programas es mejorar la percepción que la población local tiene de las fuerzas desplegadas, aunque, tal  y como reconoce González Chamorro, “es muy buena y me ha sorprendido lo mucho que nos quieren a los españoles”. El carácter abierto y humanitario de los españoles y los años que el Ejército Español lleva en territorio libanés (desde 2006) han contribuido a que los españoles estén muy bien valorados. Una circunstancia que, al mismo tiempo, facilita mucho la labor a los militares “porque nos ayuda a evitar o a resolver incidentes”.

En total, el Batallón Pirineos ha desarrollado cerca de 470 actividades de cooperación cívico militar, entre las que destaca la asistencia médica a la población local (un aspecto muy apreciado en la zona, donde el acceso a la sanidad es complicado). Con los servicios médicos militares, los españoles realizaban entre tres y cuatro acciones en este ámbito en las zonas más desfavorecidas, atendiendo a cualquier persona que llegaba al dispensario, sin discriminación por grupo cultural, religioso, de edad o de cualquier otro tipo.

Enseñando a jugar al ajedrez a los más pequeños.

Asimismo, se han contabilizado 18 actividades lúdico-deportivas, de apoyo directo a los jóvenes, gracias a todo el material que fue donado por diferentes centros escolares y otras entidades de Jaca (los colegios Monte Oroel, San Juan de la Peña, Escuelas Pías; los IES Pirineos y Domingo Miral; el Ayuntamiento jaqués; y el Club Hielo Jaca y el CF Jacetano, a los que hay que añadir el colegio Corazonistas de Zaragoza).

Las acciones se organizaban a través de varias estaciones de manualidades, juegos y diferentes deportes en colegios de la zona, pero también en los pueblos. “Ha sido muy gratificante”, explica el teniente coronel , que recuerda que todas estas actividades se realizan de forma voluntaria.

18.000 dólares en material escolar, deportivo y ropa

El material que llevaron los militares de Jaca al Líbano y que se pudo reunir a través de la solidaridad aragonesa está cuantificado en unos 18.000 dólares. No sólo ha servido para la realización de las actividades cívico militares, si no que ha sido donado y los escolares y jóvenes libaneses pueden disfrutar de juegos que, incluso, hasta el momento, ni conocían, como el hockey.

Por primera vez, el Regimiento Galicia 64 ha llevado la escalada al Líbano.

En este sentido, tal y como explica el González Chamorro, hay dos actividades especialmente destacables: “Los militares de Jaca hemos llevado a la zona el hockey -lógicamente, adaptado, ante la falta de hielo-; y la escalada”. A pesar de que ya son 12 años de presencia española en el Líbano, allí no se conocía ninguna de estas disciplinas deportivas.

Durante la estancia de los militares de Jaca en el Líbano también se promovieron distintas videoconferencias entre los niños libaneses y los escolares jaqueses,  en francés, inglés y español. De hecho, los militares de Jaca estaban encargados de dar clases de español en 9 de los 20 centros en los que se imparte el programa. “Es increíble las ganas de aprender español  de los niños de allí y la rapidez con que lo hacen”, destaca González Chamorro.

Programa Cervantes

La enseñanza de español (que no sólo se ofrece a escolares, sino a todo el que está interesado) se enmarca en el Programa Cervantes. Es algo muy bien recibido por la población local, como se deduce del hecho de que las clases tienen, de media, 20 alumnos. Son impartidas por voluntarios en colegios, en centros de mujeres o en asociaciones que lo solicitan. El Programa Cervantes se implantó en la zona con la llegada de los españoles al Líbano, y hoy ya hay jóvenes que hablan perfectamente español gracias a este programa. Incluso intérpretes de árabe-español de UNIFIL que aprendieron en las aulas del Cervantes de niños. El programa está consolidado, de manera que, aunque cambien los profesores -debido a las rotaciones de los militares cada seis meses-, los contenidos tengan una continuidad. Hay que recordar que no se trata sólo de enseñar el idioma, sino también de difundir la cultura española.

El Programa Cervantes es inherente a todas las misiones que, en la actualidad, desarrolla el Ejército Español en distintos puntos del mundo.

Regimiento Galicia 64 en el Líbano. (FOTO: Jordi Bru/http://www.jordibrufotografo.com/)

Tres nacionalidades: españoles, serbios y salvadoreños

Todas estas funciones y metodología en el Líbano estaban dirigidas desde la Plana Mayor del Grupo Táctico, un equipo formado por 44 personas de tres nacionalidades: españoles, salvadoreños y serbios, al frente del  cual se encontraba González Chamorro. El teniente coronel estaba al mando de los 200 españoles de Jaca, unos 150 serbios y 50 salvadoreños que integraban el contingente del Galicia 64. Personal, logística, operaciones, comunicaciones,… todo un trabajo de ingeniería para que no escapara ningún detalle al control y con una precisión máxima para garantizar el éxito de la misión, donde merece especial  mención el Centro de Operaciones Tácticas (TOC), activado las 24 horas al día, siete días a la semana (el cerebro del Grupo Táctico del Batallón, un sistema que garantiza una respuesta eficaz en el momento de una situación complicada).

Regimiento Galicia 64 en el Líbano. (FOTO: Jordi Bru/http://www.jordibrufotografo.com/)

En todo el sector, convivían siete nacionalidades. Los españoles, junto a un batallón indonesio-nepalí, cubrían una zona de unos cien kilómetros cuadrados, con casi 47.000 habitantes censados más unos 7.000 refugiados sirios, con 12 poblaciones principales.

La Operación Libre Hidalgo, de la que formaban parte los militares del Regimiento de Jaca, está enmarcada en los cometidos de la Brigada Aragón, que constituía la vigésimo novena Brigada de Líbano -BRILIB XXIX-. Se trata de una misión de Naciones Unidas, dentro de UNIFIL (Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano), y los efectivos que han participado en la misma permanecían en el exterior durante seis meses, desde mayo hasta noviembre de 2018. Verificar el cese de hostilidades entre Israel y el Líbano y velar por el respeto a la Blue Line como línea de separación acordada entre ambos países es el primer objetivo de la presencia española en la zona. Apoyar al Gobierno del Líbano y a las LAF (Lebanese Armed Forces) para lograr que el sur del país sea una zona libre de armas ilegales y de personal ilegalmente armado; facilitar operaciones de retorno de refugiados y la protección de la población civil que esté en inminente peligro físico son otras de las claves de la misión encomendada por Naciones Unidas y contemplada en la Resolución 17/01 de este organismo internacional.

El sargento primero Alfredo Ojanguren, enseñando técnicas de escalada a los escolares del Líbano.

El jacetano Alfredo Ojanguren es sargento primero de Infantería destinado en Jaca desde 2003. 16 años en el Galicia 64 y parte del Batallón Pirineos de Cazadores de Montaña. La Operación Libre Hidalgo era la quinta misión para Ojanguren, que anteriormente estuvo desplegado en Kosovo y, tres veces, en Afganistán. “Lo mejor de la misión ha sido poder mostrar toda nuestra preparación para desarrollar con éxito nuestro trabajo; y lo peor, sin duda, es que te vas fuera, que estás alejado de tu familia y, por consiguiente, no puedes hacerte cargo, como quisieras, de tus seres queridos”.

Es algo que se repite en cada misión, pero, en el Líbano, “una vez que estás allí, te das cuenta que la labor que realizas es necesaria”. “Es una misión de paz en la que te interpones entre dos países en conflicto, y lo más gratificante es que eres útil y que, además, estas en contacto con efectivos de todos los países de Naciones Unidas”, explica Ojanguren. A pesar de que, lógicamente, puede haber días mejores y otros menos buenos, el sargento primero asegura que “alguna vez se echa de menos” el hogar, pero “como estábamos tranquilos porque sabíamos que nuestras familias estaban bien atendidas y no dejábamos problemas en España, he podido desarrollar mi misión sin ningún problema”. Allí, hay que estar concentrado en el trabajo, explica, y si hay algún día en que se echa de menos España, siempre están los compañeros, “que nos echamos una mano”, señala.

Ojanguren, durante su última misión en el Líbano.

En concreto, Ojanguren, que en el marco del Batallón Pirineos era parte de la “fuerza” del contingente desplegado en el Líbano, tenía la responsabilidad de las relaciones cívico-militares. El sargento primero formaba parte de reducido equipo que tenía encomendado el papel de enlace:  “En el Líbano nos dedicábamos a ir conociendo y presentándonos ante alcaldes –lo que allí llaman mujtares-, los representantes civiles-religiosos de las poblaciones musulmanas; responsables de asociaciones, centros educativos,… con la idea de saber sus inquietudes, entablar cauces de comunicación y crear un vínculo entre nosotros, como militares que somos de montaña y la población local”. Para ello, los meses anteriores al despliegue fueron objeto de una intensa preparación, donde estaba encuadrada la recogida de material que los militares de Jaca llevaron al Líbano. Un material que después era repartido en la zona, principalmente, entre escolares, “lo que hacía que, después, el trabajo real de nuestros hombres, que es el de interposición de fuerzas fuera más fácil, porque se conseguía una mayor predisposición y simpatía de la población local hacia nuestro contingente”.

La cabo mayor Marco, durante un intercambio gastronómico cultural.

La cabo mayor Marco lleva 24 años en las FAS; de ellos, 13, en el Regimiento de Infantería Galicia 64 de Cazadores de Montaña. Antes del Líbano, ya participó en misiones en Macedonia, Kosovo y Afganistán (en dos ocasiones). “Cada misión internacional en la que he participado ha sido diferente”, asegura. Esta vez, “la labor fundamental que he realizado, en general, ha sido administrativa, apoyando en las gestiones personales y logísticas dirigidas a los componentes del Grupo Táctico Pirineos de Jaca”, matiza la cabo mayor.

Además de su trabajo diario, en el Líbano, Marco se implicó en una serie de programas dirigidos a la población libanesa, como “el Cervantes, donde enseñábamos el idioma y la cultura españoles, o el Sancho Panza, a través del cual hacíamos intercambios gastronómico-culturales”.

Como muchos de sus compañeros, destaca de la misión del Líbano un aspecto muy positivo: “Haber trabajado diariamente en conjunto con personal de otros países, como Brasil, Fiyi, Nepal, China… Pero sobre todo, de El Salvador y Serbia”, matiza.
“La misión del Líbano ha sido tranquila; pero, a pesar de ello, no te  podías relajar”, señala Marco. No obstante, los momentos más duros estaban directamente relacionados con el tiempo y la distancia: “Había momentos en que el tiempo parecía detenerse, esos días en los que echas muchísimo de menos a tu familia, pero siempre tienes al lado un compañero o un amigo que hace que las horas sean más distraídas”.
A pesar de todo, “la sensación, en general, de la misión ha sido muy positiva y enriquecedora; siguiendo las órdenes del mando se han cumplido los objetivos, se ha trabajado bien y hemos regresado todos con nuestras familias”, concluye Marco.

El balance de la misión ha sido muy satisfactorio

El balance de la misión ha sido muy satisfactorio. Se han cumplido con creces los objetivos y los militares de Jaca han puesto su granito de arena para conseguir avanzar hacia una estabilidad que permita que la población del Líbano, al menos de la frontera sur, pueda vivir en paz en su tierra.

Un trabajo bien hecho del que se pueden sentir orgullosos los militares de Jaca, conscientes del apoyo que han supuesto sus familias para que la misión, finalmente, haya concluido con éxito: “El mérito principal ha sido de ellos, de los que se han quedado aquí; de nuestras mujeres, de nuestros maridos, de nuestras novias, de nuestros novios, de nuestros padres, de nuestras madres, de nuestros hijos, de nuestras hijas, de nuestros amigos, de nuestros compañeros… que son realmente los que nos han aportado el apoyo moral y la tranquilidad para que nosotros pudiésemos estar allí haciendo nuestro trabajo durante los seis meses”, concluye González Chamorro. Unos allegados que han contado con el respaldo, en todo momento, del Equipo de Apoyo a las Familias que trabaja desde Jaca cada vez que los militares participan en este tipo de misiones y que es fundamental para garantizar que la moral de la tropa no decaiga en el exterior.

En casa y en el exterior, misión cumplida.

Por Rebeca Ruiz

Fotos: Regimiento de Infantería Galicia 64 de Cazadores de Montaña y Jordi Bru

http://www.jordibrufotografo.com/