Cientos de personas se manifiestan en Pamplona para pedir la paralización del recrecimiento de Yesa

Este fin de semana, cientos de personas volvían a echarse a la calle en Pamplona, convocadas por la Asociación Yesa+no, la Asociación Río Aragón y  Urbizi para exigir la paralización de las obras de recrecimiento del embalse de Yesa y la elaboración de un informe internacional independiente sobre los últimos movimientos sísmicos en la zona.

Desde Aragón, esta manifestación, celebrada en Pamplona el día 27 de mayo, estaba apoyada por colectivos como Coagret, Coordinadora Biscarrues – Mallos de Riglos  y la Red Agua Pública de Aragón (RAPA), y los partidos políticos (por orden alfabético): Cambiar Huesca, CHA, EQUO, Izquierda Unida Jacetania, Juventudes Comunistas de Aragón (JCA), Partido Comunista de España (PCE), Podemos, Puyalón de Cuchas y Zaragoza en Común (ZeC).

Comunicado íntegro de la manifestación del 27 de mayo:

Yesa no puede esperar porque ya han ocurrido demasiadas cosas graves; no puede esperar porque cada millón que se sume a este fiasco terminaremos pagándolo entre todos, porque la inviabilidad de este proyecto es cada día más patente y está dando al traste con el futuro de las comarcas afectadas; no puede esperar porque con la seguridad no se juega. No podemos esperar más. Hay que parar Yesa y analizar la situación para dar solución al atolladero en que se ha convertido.
Por eso pedimos:
• La paralización del proyecto de Recrecimiento de Yesa, una de las demandas que desde la sociedad se viene realizando hace años y que comparte el Gobierno de Navarra, tal y como quedó plasmado en el programa que firmaron los partidos que lo integran.
• La realización de un informe técnico internacional, garantizando que sea elaborado por un equipo técnico ajeno a la obra y a sus intereses, algo que se intuye imprescindible para dar pie a una revisión seria del proyecto. Apoyamos así la iniciativa del Gobierno de Navarra, que acudió al Ministerio de Medio Ambiente a pedir que se encargue dicho estudio.
Tampoco hay que olvidar que mientras este proyecto sigue su errático, despilfarrador y experimental camino, las comarcas afectadas tanto en Navarra como en Aragón no pueden diseñar un futuro libremente. Dado que cada vez es más evidente que este proyecto hidráulico nunca llegará a ponerse en funcionamiento, no se puede esperar más para comenzar el diálogo social, político y técnico que permita encontrar un proyecto de futuro alternativo a lo que ofrece el actual proyecto de recrecimiento de Yesa. Además, e independientemente de la situación en que quede Yesa es de justicia una reforma de las leyes de seguridad de presas, que son las que han permitido iniciar proyectos tan polémicos desde el principio como éste, que se ahonde en la política de hechos consumados y que la seguridad de las personas esté supeditada a las arbitrariedades de los organismos competentes, más pendientes de la política y de aventuras técnicas, que del principio básico de precaución y de la buena gestión de las aguas y el dinero público.
Hace unos días pudimos leer las declaraciones del propio prsidente de la CHE, Raimundo Lafuente Dios, diciendo que recrecer Yesa y no llenarlo sería ridículo. En esto estamos de acuerdo. Sería ridículo. Y vergonzoso, como son los casos de Montearagón, El Val, Lechago, La Loteta, los aeropuertos sin aviones, la Plataforma Castor. Yesa tiene visos de convertirse en el gran fiasco de la historia hidráulica del Estado Español, no solo con desastrosas consecuencias en lo económico, sino sobre la seguridad de las personas. Este proyecto no tenía que haber continuado su marcha tras la moratoria de 2007. Si este proyecto se analizara, no se permitiría su continuación. Pretenden intentar terminarlo y llenarlo, todo con tal de no reconocer el desastre. Esperemos no lamentar otro desastre mayor.
También escuchamos hace poco al presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, decir que si existiera la mínima duda sobre la seguridad del recrecimiento, no lo apoyaría. ¿No es suficiente un presupuesto más que cuadruplicado principalmente por problemas de seguridad, urbanizaciones desalojadas sin previo aviso por un deslizamiento que ha movido la presa, 5 años con el plan de emergencia de presa aún activo, una paralización cautelar de las obras y la confirmación de que el informe que permitió reanudar esas obras es erróneo. A quien todo lo ocurrido no le plantee dudas más que razonables, tiene un serio problema.
Técnicos que después de muchos años en el proyecto ahora ocupan cargos de relevancia y son incapaces de reconocer los hechos y los errores cometidos. Políticos para quien mantener posturas
irracionales sigue saliendo a cuenta. Empresas constructoras que aprietan para que cualquier decisión que se tome sea de su gusto. Estos son los ingredientes de este cóctel, jugoso para los que pretenden mantener su estatus a costa de lo que sea. Explosivo para nosotros, los ciudadanos, la enorme mayoría, que si no se para esta tropelía pagaremos durante muchos años sus inútiles consecuencias, también con el precio de nuestra seguridad.
No al recrecimiento de Yesa. Por seguridad ni un metro más.