Calaf critica que los medios busquen el espectáculo y no el conocimiento en la crisis de los refugiados

rosa-m-calaf
La periodista y abogada Rosa María Calaf ha ofrecido una conferencia en Jaca.

por Rebeca Ruiz

Rosa María Calaf se ha mostrado muy crítica con el papel de los medios de comunicación en la crisis de los refugiados, donde considera que “se informa desde la emoción, pero sin ofrecer conocimiento” y ha reivindicado la necesidad de profesionales “formados, con recursos, tiempo y espacio para contar lo que pasa”.
La periodista y abogada ha participado en el XXIV Curso Internacional de Defensa, que se celebra en Jaca hasta el próximo viernes, y que en su segunda jornada abordaba ´La geopolítica de las migraciones` desde distintos puntos de vista, como el papel de los medios de comunicación, el debate sobre la idea de integración o marginación de los migrantes y las razones por las que se ven obligados a abandonar sus países.
La periodista ha lamentado que primen otros intereses a los derechos de las personas: “¿Por qué nos ocupamos sólo de determinados temas en determinados momentos, que normalmente no tienen mucho que ver con la realidad, si no que saltan a la actualidad por circunstancias que son ajenas a las necesidades reales de las víctimas, que es lo que nos debería preocupar como medios de comunicación?” . Calaf se ha referido al hecho de que en Europa sólo se removieron conciencias cuando apareció la foto del niño sirio Aylán ahogado en la playa, “cuando, mucho antes, ya había un grave problema que afectaba a más de 60 millones de personas, pero del que los medios no hablaban”.

foto-de-familia-del-xxiv-curso-internacional-de-defensa
Foto de familia de los participantes en el XXIV Curso Internacional de Defensa.

Para la periodista, “el tratamiento informativo de la crisis, en general, ha sido muy superficial, de generalizaciones, de errores en los términos y sobre todo de transmitir una percepción de los refugiados como peligro, como amenaza; no como un posible activo para el crecimiento y, desde luego, nunca como una causa humanitaria”.
“Son personas que son sujetos de derecho, no sólo víctimas, y todo eso ha sido muy mal reflejado por los medios de comunicación, en una tendencia, que es la general en este momento, de deterioro del periodismo; que busca lo que impacta sobre lo que importa y que, muchas veces confunde el espectáculo con la información”, ha dicho.
La que llegara a ser la más veterana y experta de los corresponsales de RTVE se lamenta de que en estos momentos “se espectaculariza la información y se va simplemente a aquello que llama más la atención a la emoción y se olvida el conocimiento; es decir, no se explica lo qué pasa, por qué pasa y quién es el responsable de que pase”.
Calaf explica que el deterioro del periodismo actual está generalizado, y la conclusión es que el producto informativo tiene peor calidad, algunas veces, por simple interés economicista y en el peor de los casos “por un efecto utilitarista de manipular a la opinión pública”. En este sentido, recuerda que “España está a la cola” de Europa, según un informe de la Universidad de Oxford , ya que “es un periodismo muy polarizado y muy dirigido exclusivamente a la repercusión económica”.
La paradoja es que, “teniendo las mejores herramientas que jamás ha tenido la humanidad, estamos peor informados que nunca”. “Internet es una herramienta que, si se usa bien, es una herramienta de conocimiento, de acercamiento a lo diferente, de cohesión extraordinaria; pero si se usa mal, con la misma fuerza, es un instrumento de desconocimiento, de desinformación, de instalación de la mentira, de manipulación y, por supuesto, de propiciar la xenofobia y las peores condiciones del ser humano”, ha advertido.
Calaf también ha sido crítica con la actuación de los mandatarios europeos: “Lo que no hay es una gestión del problema de los refugiados, si no que hay, simplemente, parches, porque no hay una voluntad real de hacer una política de inmigración”, y ha recordado la soberanía de cada país en la toma de decisiones respecto a esta crisis.
“La empresa periodística, el político,…son responsables de mantener una información de calidad y de que el ciudadanos reciba aquello a lo que tiene derecho, y los periodistas tenemos la obligación de cumplir con nuestra misión de informar con veracidad, con honestidad, con independencia,…” ha explicado, refiriéndose a una responsabilidad que no deja ajeno al ciudadano, que “también la obligación de buscar la información y saber discriminar lo que es tóxico”.
Rosa María Calaf (Barcelona, 1945) es un referente en el mundo del periodismo, hasta su jubilación, la más veterana y con más experiencia de los corresponsales de TVE. Abrió la corresponsalía de Moscú para la Unión Soviética, la corresponsalía de Viena para los países del Este-Balcanes y reestructuró la corresponsalía de Buenos Aires para América del Sur. Además, ha sido corresponsal en Nueva York para Estados Unidos y Canadá y en Roma para Italia y Vaticano, y ha recorrido casi 180 países en sus cuatro décadas de labor periodística, siendo merecedora de numerosos reconocimientos a largo de su trayectoria profesional.

Por otra parte, la investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Silvia Marcu, ha reflexionado sobre la idea de Integración o marginación. En su intervención, ha presentado la doble cara de la sociedad actual “en el sentido de que vivimos conjuntamente con la integración, por un lado, y con la marginación o fragmentación, por otro, y eso se refleja en la movilidad de las personas”.
La investigadora ha hecho hincapié en el papel relevante de la frontera. “Si la frontera es fluida y conexa facilita la integración, el movimiento humano, tener un documento y poder moverte por el mundo. Si tú no tienes un documento y no puedes cruzar una frontera, ya de por sí no puedes estar integrado, estás relegado a la marginación”. Por último, Ruth Ferrero, profesora de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid, ha ofrecido un enfoque teórico sobre las migraciones, analizando cuáles son los factores de expulsión y atracción como explicación a una movilidad humana que “no es nueva” y que va a obligar a replantear el concepto de Unión Europea.