Ara celebra la tradición de la Cofradía de Nuestra Señora de la Gloria, con más de un siglo de antigüedad

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por Marta Aínsa Pardo

El pasado domingo, 25 de marzo, el pueblo de Ara, en la Comarca de la Jacetania, celebró la Cofradía de Nuestra Señora de la Gloria, una tradición que los vecinos siguen al pie de la letra de los estatutos que se recogen en un libro de actas que data de 1915.

Antiguamente en Ara existían tres cofradías: la de Santa Elena, la del Rosario y la de la Gloria, de las cuales sólo se ha llegado a mantener esta última. La cofradía está formada por doce cofrades, quienes representan a doce casas del pueblo. El relevo es generacional, pasando de padres a hijos, salvo que no haya descendencia o se cause bajan en cuyo caso entrará alguien vinculado al pueblo y con casa en él.

Vicente Bergua Ubieto ha sido el prior, cargo que se ostenta por un año y que va rotando en riguroso orden. El prior organiza los trabajos de mantenimiento de la ermita y la iglesia del pueblo que se llevan a cabo por los mismos cofrades en el mismo día de la cofradía; traslada la talla de la virgen de la iglesia a la ermita; encarga la misa y reúne a los doce cofrades y el sacerdote en su casa para ofrecerles la típica comida que siempre consiste en el mismo menú: ensalda, boliches, fritada , cabrito asado y guisado y melocotón con vino de postre.

Vicente Bergua nació en casa Tiburcio en el año 1929

Vicente Bergua nació en casa Tiburcio en el año 1929. A la edad de 24 años, salió de Ara para trabajar en Barcelona, en Telefónica, al igual que lo hicieron varios jóvenes del pueblo en busca de un futuro mejor. En Barcelona conoció a Isabel Moreno, con quien se casó y con quien, treinta años después de emigrar, regresó a su pueblo natal para rehabilitar la casa donde nació y que tras la muerte de su padre y hermanos había permanecido cerrada. A la ilusión de recuperar su casa, se unió la calurosa acogida de todo el pueblo hacia esta pareja, que enseguida se hicieron un hueco entre ellos.

Vicente recuerda cómo, tras finalizar la obra de su casa, su buen amigo Ramón Gracia, de casa Atanasio, le proponía entrar a formar parte de la cofradía. A pesar de tener la residencia fijada en Gerona, Vicente e Isabel aceptaron entrar a formar parte para seguir con la tradición que Vicente ya recordaba desde su niñez, cuando estaba de cofrade su abuelo y después su padre. Han sido tres las veces que Vicente ha ostentado el cargo de prior. Y, aunque es consciente de que le quedan pocas cofradías, siente una satisfacción muy grande por haber mantenido esta tradición y desearía que no se perdiera nunca.

Dos nuevos cofrades: Pablo Viscasillas y Fernando Susín

Este año han entrado dos nuevos cofrades: Pablo Viscasillas y Fernando Susín en sustitución de su padre recientemente fallecido, Vicente Susín, de casa Juandara. Al entrar deben pagar la manta, que no es otra cosa que aportar una botella de vino rancio cada uno. Además de ésta, en la cofradía hay muchas curiosidades, como, por ejemplo, que cada cofrade deja en una cesta dos huevos cuando entra a la casa del prior. Estos huevos se cocerán y se servirán para cenar cocinados al estilo de la cofradía, con pimiento asado y canela espolvoreada.

Desde las ocho de la mañana y a lo largo de todo el día, se mantiene un ritual que escasamente ha variado con los años. El prior acude casa por casa a llamar a los cofrades para encomendarles los trabajos que harán por la mañana. En esta ocasión, se limpiaron los jardines de los alrededores de la iglesia; otros años, han sido trabajos de mantenimiento de la ermita.

A la una se celebró la misa en la ermita oficiada por el sacerdote Fernando Jarne. Tras la misa, los cofrades tienen su tiempo para asearse después de una mañana de duro trabajo y después se van llamando para acudir juntos a la casa dónde toca comer; este año, casa Tiburcio. Los cofrades esperan en la puerta de la casa y una vez están todos, el prior les hace pasar. Primero saludarán a las cocineras y pasarán al salón donde, en esta ocasión, Isabel ha puesto todo su gusto y esmero para que la mesa esté perfecta. Sobre las tres de la tarde comenzaba la comida a la que asistían los doce cofrades y también el sacerdote.

Esta jornada se convierte en un buen momento para buscar, entre los doce representantes, soluciones a los problemas del día a día y llegar a acuerdos que favorezcan el buen funcionamiento del pueblo.

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Toma el testigo Antonio Betés

Cuando finaliza la comida, antes de despedir al sacerdote, se hace el cambio de cargo. El prior actual deja constancia de lo acontecido en el día de la cofradía y cede los libros de actas al nuevo prior. El orden está perfectamente estipulado en los libros y no se salta por ningún motivo. Vicente, de casa Tiburcio, le pasa el testigo a Antonio Betés, de casa Malo, quien inicia su año como prior y quien se ocupará de dirigir la siguiente cofradía.

Desde estas líneas, aprovechamos para homenajear a personas que, como Vicente, tuvieron que dejar sus casas en el pueblo para buscar un futuro mejor. Pero en cuyos corazones siempre estuvo el recuerdo y las ganas de volver y que con mucho esfuerzo e ilusión, lo consiguieron, además rellenando el hueco que dejaron con creces. Vicente es una persona muy querida en Ara, y hoy queremos dejar constancia de ello.

También es de justicia agradecer el esfuerzo que ponen las mujeres para que esta tradición siga adelante, ya que ellas asumen la responsabilidad de reproducir fielmente el menú, en la comida y la cena, que estipula la cofradía.

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Este día no se puede sorprender en la cocina sino ceñirse exactamente a lo que mandan los estatutos. Isabel, andaluza de nacimiento, no tuvo ningún problema para seguir la tradición y así lo ha demostrado en las tres ocasiones. Su marido, Vicente, no puede disimular el orgullo que siente por lo bien que salió todo y como él bien dijo: «El mérito es de las cocineras». Así que aprovechamos también para agradecer a las mujeres, hijas, vecinas, etc. de los cofrades el trabajo y la ilusión que ponen en cada cofradía para que todo esté en su punto.

Esperamos que la cofradía de nuestra señora de la Gloria se mantenga a lo largo de los años. Si lo conseguimos, será porque personas con el mismo entusiasmo que tuvieron en su día Isabel y Vicente van llegando, regresando o tomando el relevo en el pueblo. Ara, un año más, ha alumbrado a su querida Virgen de la Gloria.

Por Marta Aínsa

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